InicioSociedadMilei-Sánchez: la diplomacia del ping pong

Milei-Sánchez: la diplomacia del ping pong

La crisis diplomática entre España y Argentina podría tener varias lecturas. En primer lugar, si las palabras del Presidente Milei en ese país, –y con las que aparentemente aludiera a la persona del Jefe de Gobierno o a su esposa–, forman parte de su estilo personal, o de su estructura de personalidad que lo lleva a encontrar en algunas figuras retóricas un modo de canalizar sus preferencias o rechazos, gustos o disgustos. En segundo lugar, si se trata de una estrategia diseñada para conseguir ventajas de algún orden, como podría ser el liderazgo dentro de una corriente ideológica a nivel global. Y tercero, si se trata de un objetivo de política exterior con vistas a lograr determinadas simpatías en cuanto a alineamientos internacionales. Por si acaso, recuérdese la posición de España frente al conflicto Hamás (Palestina)-Israel y, por el contrario, el alineamiento declarado de nuestro Presidente con respecto a este último país.

También habría una cuarta posibilidad, y es la del afán vindicativo. Esto así, por las expresiones vertidas hacia el mandatario argentino por parte de algunos funcionarios españoles. Pero también, por el agravio durante la campaña electoral, en la que Pedro Sánchez expresara su preferencia política respecto del adversario de Milei. Esto es, intromisión en los asuntos internos de otro país.

Lo cierto es que la crisis entre ambos sigue un crescendo: se han solicitado disculpas públicas a las que Milei no respondió, se ha llamado a consulta “sine die” a la embajadora española en nuestro país, luego se ha decidido el “retiro” de la misma, lo que en diplomacia se denomina “retiro del Jefe de Misión”. Sin embargo, hay otras instancias aún no consumadas, como la expulsión de embajadores, la ruptura de relaciones diplomáticas (que implicaría el retiro de toda la Misión en el país anfitrión), la ruptura de relaciones consulares y la ruptura de relaciones económicas, que en general implican previamente sanciones, embargos, boicots, etc. Y ninguna de estas instancias aún se perfiló.

Si la pregunta es respecto de si esta pirotecnia verbal y las primeras medidas tomadas por el Presidente español pueden perjudicar a nuestro país, en la práctica de la diplomacia internacional, romper puentes entre los Estados no es tan habitual a partir de agravios personales.

No obstante, sí se deberían tener en cuenta las manifestaciones de repudio emitidas por algunos sectores concretos, como el de banqueros y empresarios españoles. O los del Alto Representante para Política Exterior de la Unión Europea, quien en esta contienda ya manifestó su opción por la defensa de los intereses españoles como miembro de esa comunidad. Si bien hasta ahora son sólo declaraciones de algunos sectores, los intereses concretos –especialmente si se trata de cuestiones económicas–, harán que todas esos exabruptos se puedan obviar. Recuérdese que España es un inversor directo importante para la Argentina y ésta desea, a su vez, una más estrecha relación con la UE. Ni decir en lo estratégico-militar que, al igual que Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur, desea ser “miembro global” de la OTAN. Unas tratativas que ya han comenzado, y en donde España es un miembro pleno de dicha organización.

En síntesis, lo que debió haber sido una cuestión de entredichos personales y no de Estados, terminó siéndolo. Por ahora, parece que aún estamos en lo que se suele denominar “diplomacia del ping-pong”. Esto es, intercambios verbales, amenazas y algunas medidas de fuerza. No más. Habrá que ver hasta dónde desean llegar. Eso sí, estas prácticas se suelen dar en política internacional, ya sea por una búsqueda de protagonismo o por algún interés particular. Pero raras veces, por un interés estatal.

* Profesora de Análisis Político Internacional

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