¿Puede un puñado de almendras ayudar a reducir el colesterol? Quizás no si se hace de forma aislada, pero incorporando algunos ajustes en la alimentación, junto con el ejercicio físico regular y otros hábitos saludables para el corazón, podrías reducir el colesterol y prevenir enfermedades cardíacas.
Como parte de una alimentación saludable, los frutos secos cumplen un rol importante en la salud del corazón. Las almendras, al igual que las nueces, contienen ácidos grasos insaturados y otros nutrientes que disminuyen los niveles de inflamación relacionada con la enfermedad cardíaca y la diabetes.
Según una investigación de la clínica Mayo de Rochester, Estados Unidos, las almendras y otros frutos secos pueden mejorar el colesterol en la sangre. “Los estudios demuestran que las almendras, junto con las nueces, que contienen grasas omega-3, pueden ayudar a proteger el corazón y reducir el riesgo de ataque cardíaco en personas que ya tienen una enfermedad cardíaca”.
Lo mejor es elegir frutos secos sin sal y sin azúcar. Añadir sal o azúcar a los frutos secos puede anular los beneficios saludables para el corazón
¿Por qué los frutos secos son saludables para el corazón?
De acuerdo con el mismo estudio de la clínica Mayo, la mayoría de los frutos secos contienen, al menos, algunas de estas sustancias saludables para el corazón:
El almendro (Prunus amigdalus) es familiar directo de los durazneros y, como ellos, caduco y proterante, es decir que florece antes que salgan las hojas.
Necesita pleno sol y es tolerante a distintos tipos de suelo, excepto los muy pesados o con mal drenaje. El pie del árbol se debe mantener libre de malezas y con una capa de mulch de paja seca en la proyección de la copa.
El almendro soporta bien las sequías, en cambio las lluvias fuertes durante la polinización impiden el vuelo de las abejas, lo que disminuye en consecuencia la producción de frutos.
Las almendras se dejan secar en el árbol, pero como no deben permanecer mucho tiempo en el suelo, el recurso más recomendado es sacudir las ramas para acelerar la caída y juntar inmediatamente para dejar secar al sol.
LA NACION