En su vida de película, el Titán salió a la cancha a jugar para Boca mientras sufría por una dramática historia familiar. La actitud paternal del Coco Basile y el cariño de compañeros e hinchas.
Siempre se dijo que la carrera de Martín Palermo como jugador parecía guionada para el cine. Lo ocurrido al día siguiente de perder a su hijo Stéfano, lo ratifica. Esa vez, el Loco le pidió jugar a Alfio Basile ante Banfield y vivió la tarde más conmovedora dentro de una cancha. El dolor y las lágrimas del goleador emocionaron a compañeros e hinchas en otro capítulo más de la increíble vida de película del Loco, que un día como hoy pero hace 13 años pegaba su último grito en la Bombonera.
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La tarde del 6 de agosto de 2006 se iniciaba el torneo Clausura y Boca recibía al Taladro. El Titán se encontraba viviendo un momento terrible: Stéfano, su segundo hijo, había nacido de manera prematura y falleció a las pocas horas, el día previo al partido.
El Coco Basile habló con él, le dio su apoyo y lo liberó del partido. Sin embargo, Martín le dijo que quería jugar. Se hizo un silencio y luego el DT le hizo un guiño: “Hacé lo que tengas ganas. Si venís, vas a ser titular”. Y el Loco fue.
Con Diego Maradona siguiendo el partido desde su palco, esa tarde todas las miradas y todo el cariño de los hinchas estaban puestos en él. Estuvo a punto de pegar el grito con un cabezazo de los suyos, pero el travesaño lo dejó con las ganas. La gente quería un gol de Palermo más que ninguna otra cosa.
Hasta que a los 13 del segundo tiempo Battaglia metió un pase al área y Martín definió con una sutileza: la empaló de derecha (su pierna menos hábil) y superó la salida de Lucchetti. Golazo. El Loco corrió mirando al cielo hacia el banderín del córner y sus compañeros lo rodearon enseguida para darle un abrazo fraternal. Las cámaras mostraron sus lágrimas y reflejaron la emoción del “9″.
El 6 de agosto de 2006, Martín vivió una tarde emocionante en la Bombonera. Dolor, lágrimas y todo el cariño de compañeros e hinchas.
Pero hubo más. A la media hora liquidó el encuentro al capturar un rebote y marcar el 3-0. La frutilla del postre fue su salida de la cancha, cinco minutos después del gol, reemplazado por su amigo Guillermo Barros Schelotto. La ovación del público se sumó a las muestras de cariño de todo el equipo y hasta el Coco Basile le dio un abrazo contenedor cuando llegó al banco de suplentes.
“Estaba muy cansado y sentía un dolor inmenso, pero tenía la necesidad de jugar. Estar con mis compañeros y recibir el cariño de los hinchas me hizo muy bien. El fútbol es mi cable a tierra”, dijo el Titán luego del partido.
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El último gol de Palermo en la Bombonera
Un día como hoy, pero en 2011, hubo otro festejo de Palermo que tuvo un significado especial: ese 29 de mayo convirtió por última vez en la mítica cancha de Boca. Su gol, como tantas otras veces, le dio la victoria a Boca, en este caso sobre Newell´s, 1-0.
A los 5 minutos del segundo tiempo, con el partido empatado sin goles, Palermo hizo un movimiento típico suyo mientras se generaba un avance de Boca por la izquierda: se ubicó detrás de todos, en el segundo palo, mientras los defensores miraban a la pelota y lo perdían.
Hace 13 años, Martín Palermo convertía su último gol en la Bombonera. Curiosamente, fue con una sutileza con la pierna derecha.
Luciano Monzón sacó un centro fuerte casi desde el banderín del córner y el balón superó a todos, como buscando a Martín allá al fondo. El 9 la paró con el pecho y, después de un pique, sacó un furibundo derechazo que pegó en el travesaño y se metió en el arco rojinegro.
Martín, que tiene 50 años y actualmente dirige a Olimpia de Paraguay, es el máximo goleador histórico de Boca con 236 goles y ocupa el tercer puesto en la lista de máximos artilleros del fútbol argentino.