“Una casa sin color es como una vida sin amor”, dice Sol Larrosa. No es una frase suya, pero se volvió su lema. Y se ve que se corrió la voz, porque de todos los clientes que la llaman cada año, no hay uno que llegue buscando una paleta neutra. Es el caso de Sol Asconape, bailarina y madre de familia que la contactó por Instagram.
«Este fue el segundo trabajo que hice para esta familia, con la particularidad de que se trataba de una casa alquilada. Su idea no fue crear algo de cero, sino trasladar lo que ya habíamos hecho a un nuevo lugar.»
Sol Larrosa, diseñadora de interiores
“Sol quería que la ayudara a decorar el departamento donde vivía con su familia usando los muebles que tenía”, cuenta la interiorista. “Sentía que eran lindos, pero que no se terminaba de armar un buen conjunto”. El pedido incluía, además, un estudio de feng shui, algo en lo que también se especializa Larrosa. Cuando decidieron mudarse a esta casa en Vicente López, volvieron a convocarla.
“La premisa número uno fue buscar soluciones prácticas; acomodarnos a lo existente sin apelar a reformas ni muebles a medida”.
“El segundo punto fue nunca olvidar que es una casa donde viven tres niños chiquitos”. Entonces, muebles con puntas redondeadas, fundas lavables, pocos adornos y muchos colores en empapelados y textiles fueron los pilares del acuerdo para un espacio tan realista como lleno de carácter.
Juego de contrastes
En el comedor, la elección de muebles súper contemporáneos contrasta con los detalles clásicos de la construcción: desde la chimenea y los radiadores hasta las puertas-ventana con picaporte.
Una mesa ovalada con tapa de mármol de Bull Buenos Aires se combinó con sillas de Federico Churba y un juego de lámparas C de La Feliz. Las cortinas de lino estampadas dan el cierre perfecto.
“Entendiendo que no íbamos a hacer cambios estructurales, apostamos por otros recursos como los empapelados, que visten muchísimo y cambian por completo un ambiente”
Si bien la casa ya había sido reformada cuando se mudaron, era más bien clásica. La apuesta por los empapelados en los sectores infantiles fue capital para darles un nuevo aspecto. El comedor diario convive con el playroom: una mesa tulip y sillas wishbone conviven con los juguetes de los chicos y televisión.
La consola de Talleres Sustentables se integra a la perfección con el juego de mesa y sillas de colegio, diseño de Larrosa.
Jugar con lo dado
Siguiendo la línea de los cambios no estructurales, la decoradora propuso pintar de negro la baranda de la escalera y acompañarla de una obra 3D para darle un guiño personal a una recepción de corte clásico.
“El feng shui es una herramienta que aplico mucho en mis proyectos. A través de sus fórmulas, elijo los colores y materiales ideales para cada ambiente y evalúo lo mejor para cada persona”
En el dormitorio principal se apostó por adaptar lo que los dueños traían de su departamento anterior. La cama se vistió con textiles y ropa de Luna Oks, mientras que las cortinas se ajustaron al tamaño de la nueva ventana de la mano de un terciopelo de Caro Deane.
Los textiles se destacan en todos los ambientes. Ya sea para las camas vestidas, las cortinas o los tapizados, se eligieron géneros únicos y estampas con mucha presencia.
“Los chicos participaron en la elección de los papeles. Me parece fundamental que se sientan parte del proceso de ambientar su propio cuarto”
En el cuarto de uno de los chicos, la cama con respaldo y cubresomier se vistió con un estampado Vichy. Al igual que en el playroom, acá se eligió un empapelado de Enamorada del Muro.
“En los cuartos de bebés, siempre me inclino por los tonos pastel, no solo por una cuestión estética, sino porque estoy convencida de que energéticamente es lo que mejor les hace”
Un punto decisivo a la hora de cambiar el departamento en Capital por una casa en Olivos fue el jardín. Padres de tres hijos, la galería con parrilla, mesa de comedor y living y el jardín son el espacio que más se disfruta, sobre todo los fines de semana.