A Ian, la noticia le llegó cuando estaba entrando a una clase en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata. A Martina, mientras esperaba su vuelo en el aeropuerto JFK, en Nueva York, después de haber participado de un programa para alumnos secundarios destacados en la Universidad de Yale. En ambos casos, el llamado comunicaba que habían quedado seleccionados en la lista de los 50 mejores para el Premio Global Chegg.org para Estudiantes 2024, un galardón anual de 100.000 dólares, que se otorgará a un “estudiante excepcional” que haya tenido un verdadero impacto en el aprendizaje, en las vidas de sus compañeros y en la sociedad en general. Lo más difícil de la noticia fue que al colgar, tenían que disimular su alegría ya que no podían contarla, salvo a sus padres y hermanos, hasta que venciera el embargo y se diera a conocer a nivel global, a partir de esta medianoche.
Así fue como Martina Bahiana Basgall Sequeira, de 17 años, e Ian Valentín Gottlieb Godoy Garraza, de 20, se enteraron de que habían sido seleccionados entre más de 11.000 nominaciones de 176 países. El premio, que ahora está en su cuarto año, reconoce los “logros extraordinarios” de jóvenes que lograron convertirse en agentes de cambio en su propia realidad.
Martina vive en Villa Urquiza, es estudiante de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y participa activamente en distintas causas: es voluntaria en Fundación Líderes de Ansenuza, una ONG radicada en Córdoba, que promueve la integración educativa de adolescentes en toda la provincia. También forma parte de Jóvenes por el Clima, agrupación creada en Suecia por la joven activista Greta Thunberg. Además es voluntaria de Techo y de la Cruz Roja. Participa de un programa de la Fundación Ashoka, por la iniciativa Tribu 24 que busca potenciar la colaboración de jóvenes líderes en todas las provincias, y es parte del Consejo Consultivo y Participativo de adolescentes del Ministerio Público Tutelar de CABA. Está en el último año del secundario y tiene pensado estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Es hija de una pareja que tiene un emprendimiento de productos descartables y hermana de una estudiante de abogacía.
Ian tiene 20 años y es estudiante de Ingeniería Química. Está en primer año. Pero su recorrido académico entrelaza el arte, el deporte y el compromiso ciudadano. A partir de los cuatro años comenzó a estudiar danza clásica. Terminó la escuela primaria con una distinción: el premio René Favaloro y también tuvo que sobreponerse al bullying, experiencia que, dice, le enseñó a moverse por convicciones y no por lo que piensen u opinen los demás sobre lo que hace. “Todos tenemos que hacer nuestro propio recorrido, pero ese camino tiene que ser con felicidad, disfrutando de cada momento, de lo que hacemos”, señala. Tiempo después, comenzó a practicar natación y un año antes de que empezara la pandemia, decidió mudarse desde La Plata a Buenos Aires con sus abuelos para iniciar un entrenamiento de alto rendimiento deportivo. Logró estar entre los ocho nadadores más destacados del país en su categoría, cuando el aislamiento cambió todo. “Fue un tiempo muy difícil. Entrenábamos por Zoom, una locura y lo que más extrañaba era el contacto con la gente”, indica. Pero encontró un refugio en el arte, cuenta. Específicamente en la escultura, disciplina que había aprendido en el secundario con orientación en artes. Eso no fue todo, su alma inquieta lo llevó a explorar qué más podía aprender, estando encerrado, desde internet. Así fue que comenzó a realizar cursos, a inscribirse en capacitaciones y a contactar a otros jóvenes inquietos como él.
Así, Ian y sus compañeros de secundaria ganaron dos años consecutivos la instancia local del Nasa Space Apps Challenge, por el que viajó a los Estados Unidos y participó de capacitaciones junto a otros jóvenes de trayectorias destacadas. Él y su equipo, finalmente, desarrollaron un proyecto que tuvo gran relevancia: una aplicación para la detección y monitoreo de incendios en la Argentina, con la participación ciudadana. “Estoy convencido de que hay muchas cosas que se pueden hacer y lograr, con la participación de la comunidad. Y ese es el gran potencial de cualquier desarrollo”, afirma Ian, que también tiene un programa en la Radio Universidad Nacional de La Plata, donde cuenta historias inspiradoras.
Su próximo pasos será quedar entre los 10 estudiantes seleccionados. Se trata de un proceso que tiene varias instancias de evaluación y para el que aplican tanto los jóvenes de forma individual, como también pueden ser postulados por alguna otra persona. En el caso de Martina, fue ella misma quien decidió anotarse, lo mismo que Ian, pero él, además recibió una nominación de un tercero.
Para llegar a la instancia de los 50 estudiantes más destacados, los argentinos participaron de una serie de entrevistas, proceso que continuará en las próximas semanas.
Un premio con historia
¿De dónde surge esta iniciativa? En 2021, la organización Chegg se asoció con la Fundación Varkey para lanzar el Premio Global para Estudiantes, un galardón hermano del Global para Maestros, de un millón de dólares. “La intención fue crear una nueva plataforma poderosa que ilumine los esfuerzos de estudiantes extraordinarios en todas partes que, juntos, están transformando nuestro mundo para mejor”, explican los organizadores en la convocatoria. El premio está abierto a todos los alumnos mayores de 16 años, matriculados en una institución académica o en un programa de capacitación y habilidades.
“Desde lo académico, sabía que tenía oportunidades, pero a la vez, sabía que el perfil que se busca es el de jóvenes comprometidos con su realidad y con ser agentes de cambio, con hacer la diferencia. Por eso, pensé que todas aquellas actividades en las que estoy involucrada, podrían significar algo”, explica Martina, que también es guía voluntaria en el Centro Ana Frank e integra el Consejo de Adolescentes del Ministerio Público Tutelar. Hace unos meses, fue admitida entre más de 10.000 estudiantes y becada para asistir al programa académico Yale Young Global Scholars.
Los argentinos gozan de un historial de mucho prestigio en el Premio Global para Estudiantes de Chegg.org. En 2023, Victoria Rojas, entonces de 17 años, de Posadas, estudiante de quinto año, con la orientación de maestra mayor de obras resultó finalista (estuvo entre los diez más destacados). El año anterior, Nicolás Monzón, alumno de ciencias de la computación, también quedó entre los 10 finalistas del premio.
“Tenemos que poner el aprendizaje de los estudiantes en el centro de cualquier esfuerzo educativo y cualquier decisión que tomemos tiene que ir hacia allí. Por esa razón, ofrecer y recibir lo mejor, es clave conocerlos y reconocerlos”, apuntó. Agustín Porres, director regional de Fundación Varkey