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Furor Rubik: invasión de speedcubers en Buenos Aires para el torneo de cubos más grande de la historia

Si alguien pasó esta semana por la zona del estadio de River, el Bajo Belgrano o el Barrio Chino, es muy probable que se haya topado con una escena extraña: bares copados por adolescentes muy concentrados, manipulando dispositivos coloridos de formas raras a velocidades supersónicas.

La explicación para esta invasión inusual: entre el lunes y el jueves se disputó en el gimnasio de la Universidad Di Tella el torneo de Rubik más grande y competitivo de la historia de esta disciplina que viene creciendo de manera explosiva. Unos 320 speedcubers de 15 países compitieron en jornadas de más de diez horas en 17 categorías distintas, que fueron desde el tradicional 3×3 (el primer “cubo mágico” que comenzó a venderse en los ochentas) hasta el “Megaminx” (12 caras), pasando por las modalidades “a ciegas” (memorizar distintos cubos y resolverlos sin mirar), donde los “blinders” argentinos descollaron.

Y si bien nuestro país en la actualidad es el mejor de Latinoamérica (y de habla hispana) en lo que se conoce como “sumatoria de rankings” (estamos 8vos del mundo), los resultados de este torneo sudamericano mostraron un nivel más parejo, con un Brasil muy fuerte y a la par. Argentina fue el país con más Oros (7 en total), pero Brasil (con 5) se quedó con el más importante: el bahiense Caio Sato ganó en 3×3 con un promedio menor a 6.5 segundos y se coronó formalmente como campeón sudamericano. Brasil también ganó el miércoles la “Copa de las Naciones”, un certamen no oficial.

Chile fue el país que más creció desde el sudamericano anterior de Brasilia y el que más competidores trajo desde fuera de argentina (más de 30), con una hinchada entusiasta. Tuvo varios podios y oros, y hoy posee el único sub-4 segundos en 3×3 Sudamérica, de Matías Cancino, con 3.74 segundos en una resolución (el mejor tiempo mundial lo tiene Max Park, con 3.13 segundos).

Perú y Colombia, países con tradición cubera, también lograron podios. Y Uruguay sigue muy consolidado en sus dos especialidades: Pyraminx (Sebastiano Benato, uno de los organizadores, obtuvo la Plata) y Clock, con el primer y segundo puesto para Mateo De León y Santiago Cabral. Son dos speedcubers muy jóvenes de Montevideo que se sacaron chispas en la categoría más “rara” del Rubik (hay que poner 18 relojes en el horario de las 12), en una final electrizante con una diferencia de una centésima de segundo y récords continentales en varias resoluciones.

“Creo que no hay dudas de que el speecubing latinoamericano está pasando por su mejor momento de la historia”, cuenta a LA NACION el crack brasileño de los cubos Vicenzo Guerino, que hizo dos Oros en la Di Tella y quedó segundo del torneo, detrás de Caio Sato. “Tenemos por primera vez en la región a un récord mundial que está muy lejos del resto, Leandro Martín López; a Theo Goluboff en un muy buen momento y tuvimos un torneo con un nivel de resultados y competitividad nunca vista, con una lluvia de récords continentales y nacionales”, completa.

Guerino, de San Pablo, se refiere a Leandro López, un argentino de 20 años de San Martín, que estudia para ser chef y que es el mejor del mundo en Magaminx, el dispositivo de 12 caras. Lo arma en menos de 24 segundos (obtuvo su récord en un torneo anterior, el Di Tella Inspira). Está muy lejos de sus seguidores de Asia y EE.UU, y muchos lo comparan con el ajedrecista Bobby Fisher de 1971-1972, que estaba a años luz del resto en una disciplina de destreza mental.

Entrevistado por el canal de la ASA (Asociación de Speedcubers de la Argentina), Goluboff cuenta que ya perdió la cuenta de los récords nacionales y continentales que rompió: “Recién hice dos”, enumera así, como al pasar: tiró los mejores tiempos de la historia en 3×3 del país, con menos de 5 segundos; y fue el speedcuber con más oros (3) del torneo (los otros cuatro fueron de Manuel Gutman, en 4×4 y 5×5 a ciegas, de López en Magaminx y de Nicolás Campanario en multi-blind). Goluboff tiene 18 años, cursa el CBC para actuario en Económicas de la UBA y hoy está octavo del mundo en sumatoria de rankings (es el mejor de Latinoamérica en esta medición).

El “cubo mágico” es una creación del arquitecto húngaro Erno Rubik, que en 1974 (cuando él tenía 30 años) lo ideó para darle una clase a sus alumnos de la facultad. Recién en 1980 se empezó a comercializar y fue un boom: ese año se vendieron más de 100 millones de copias y se transformó en el juguete más exitoso de la historia.

Pero la actual pasión por los torneos y las velocidades de manipulación extremas arrancaron años después, cuando en los 2000 se funda y se consolida la World Cube Association, y comienza a usarse el término “speecuber”. Internet permite que fanáticos de distintos países comiencen a comparar sus tiempos y nuevas marcas (sobre todo chinas) empiezan a producir cubos de distinto tipo con mejores materiales, que permiten resoluciones mucho más rápidas.

El boom de aceleró en la pandemia. En 2023 hubo 60 mil competidores en todo el mundo, diez veces más que en 2013, diez años antes. Se llevan vendidas 350 millones de piezas oficiales, el récord de Park estuvo entre los videos más vistos de YouTube en los últimos meses y el tutorial “Cómo armar un cubo Rubik” fue el más buscado en Google en Argentina en 2023.

Además de ser un pasatiempo muy divertido, el Rubik en sus distintas modalidades promueve la mejora de la atención y el foco, en tiempos donde el celular hace estragos en esta materia. A los chicos que se enganchan les empieza a ir mejor en el colegio. También potencia la memoria, la creatividad y la fortaleza y agilidad mental en general.

Aunque todavía hay pocas chicas que compiten (un 10%) el segmento crece; al igual que el de “seniors”: speedcubers de más de 40 o 50 años. Por ahora la mayoría son padres o madres que acompañan a sus hijos y se enganchan. Es el caso de Robinson Semolini, oriundo de Campiñas (Brasil), que acompañó a su hijo Marco, el mejor de ese país en Multi-blind, al Sudamericano. Con 53 años, Semolini (padre) es el mejor multiblinder y pyiramixer senior de la región. “Empecé de a poco, a hacer una resolución a ciegas todas las noches, de 15 minutos, mientras todos en casa miraban la tele. Hoy noto que mi memoria es mucho mejor que la de mis compañeros de trabajo de 20 años”, cuenta a LA NACION.

Otro incentivo fue ver cómo su padre (el abuelo de Marco) desarrollaba un cuadro de Alzheimer. Hay cada vez más evidencia científica que muestra que aprender habilidades nuevas (Rubik, ajedrez, sudoku, lo que sea) contribuye a engrosar lo que los neurocientíficos llaman “reserva cognitiva”, que además de mejorar el rendimiento cerebral sirve como escudo para demorar, morigerar o evitar enfermedades neurodegenerativas a futuro.

Lo que viene

¿Cómo sigue la película del Rubik? Por estos días se juega la continental europea, donde compite las estrellas polacas (hoy el segundo país mejor del mundo, después de EE.UU.). Hay apuestas crecientes de que en 2024 se logrará por primera vez un tiempo oficial de menos de 3 segundos en 3×3. La mayor cantidad de boletos se los lleva el prodigio chino Yiheng Wang, de diez años, que ya tiene el récord en promedio y que en los 15 segundos de análisis es capaz de ver casi toda la resolución en su mente. Es uno de los escasísimos speedcubers que tienen la habilidad de ser “neutrales al color” (color neutral): arrancan desde cualquier capa (habitualmente se hace desde la blanca), y eso les da una ventaja.

En Argentina la comunidad sigue creciendo. Ya hay fechas de torneos anunciadas en Córdoba, Salta y Junín de los Andes. Lo más fácil para sumarse es seguir la cuenta de la ASA, la asociación oficial que organizó el Sudamericano junto con las de Brasil y Uruguay, y con el apoyo de la Di Tella, Globant, de la tienda Speedcubing_ar y de la Fundación Rubik, que en la Argentina representa la empresa de juguetes Vulcanita.

El armado de la movida de la Di Tella dejó a los organizadores (Guido Dipietro, Ignacio Naval, Matías Ponte, Federico da Fonseca, Christian Vega y el equipo de delegados de Uruguay encabezado por Benato y de Brasil liderado por Pedro Miranda) al borde de la extenuación. Hubo que prever viajes, logística, comida y decenas de miles de rondas con jueces, mezcladores, etc. Aunque ahora hay que reponer energías, con lo bien que salió la competencia hay quienes se animan a soñar con un Mundial 2027 en Buenos Aires, tal vez también co-organizado con otros países. El del año que viene será en Seattle (EE.UU), el de 2023 fue en Incheon (Corea del Sur) y los anteriores en Australia y Francia. Como con la cantidad de posiciones posibles del cubo mágico (43 trillones), las posibilidades que se abren son infinitas.

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