CARACAS.– El chavismo cerró las puertas de Venezuela a los observadores internacionales incómodos de cara a las elecciones presidenciales de este domingo, mientras las abrió de par en par a sus aliados y socios. En pocas horas, dos decenas de dirigentes y exmandatarios europeos y latinoamericanos fueron deportados de forma expeditiva desde el aeropuerto de Caracas o simplemente ni siquiera se les permitió despegar desde Ciudad de Panamá.
“Si estamos aquí es porque queríamos estar con ustedes el domingo para que se produzca el cambio que necesita Venezuela y que está pidiendo a gritos. Pero lamentablemente nos acaban de decir que tenemos que bajar”, informó la expresidenta panameña Mireya Moscoso a los viajeros venezolanos del avión de la aerolínea Copa, que se dirigía desde Ciudad de Panamá a Caracas, que no pudo despegar ante el bloqueo del espació aéreo venezolano.
La gente entonó el himno venezolano y aplaudió a los exmandatarios que respaldaban a Moscoso. El mexicano Vicente Fox, el boliviano Jorge Quiroga y el costarricense Miguel Ángel Rodríguez, además de la vicepresidenta colombiana Martha Lucía Ramírez, se vieron obligados a abandonar la aeronave. El bloqueo venezolano ha provocado que el nuevo gobierno de Raúl Mulino convocara al embajador chavista en Ciudad de Panamá.
Tampoco le fue permitida la entrada a la senadora progresista colombiana Angélica Lozano, militante del Partido Verde. “Me deportan con total abuso del régimen que va a caer este domingo por el bien de Venezuela. Sin argumentos ni información nos quitaron el pasaporte durante hora y media”, se quejó Lozano, que fue deportada junto a dos mujeres ecuatorianas y a dos jóvenes colombianos.
El grupo más numeroso de deportados provenía de Madrid. “Vinimos a Venezuela invitados por la candidatura de la oposición democrática para acompañar el proceso electoral y nos vamos no ya con la sospecha, sino con el temor fundado de que el domingo vaya a haber un golpe de Estado, de que la elección vaya a estar amañada. Esperamos que el pueblo venezolano se levante con tal fuerza que la resistencia establecida por el régimen sea vencida”, dijo el vicepresidente tercero del Parlamento Europeo, Esteban González Pons, respaldado por sus compañeros de viaje en una de las instalaciones del aeropuerto caraqueño de Maiquetía.
A su lado, la delegación en pleno, compuesta por el vocero del Grupo Popular en el Congreso, Miguel Tellado; las diputadas Cayetana Álvarez de Toledo, Macarena Montesinos y Belén Hoyo; el eurodiputado Juan Salafranca y los senadores Juanjo Matari y Alfonso Serrano. También los acompañaba el eurodiputado portugués Sebastiao Bugalho.
“Reclamamos, en el momento de ser expulsados, la presencia de los jefes de los comandos de observación y no han venido”, acusó González Pons. En el PP consideran que el exmandatario español José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en el “delegado oficioso del régimen”. El apoyo de Zapatero a la revolución bolivariana es un motivo de fricción, otro más, entre el gobierno español y su oposición.
En el actual proceso electoral, el chavismo cuenta con Zapatero, que encabeza la delegación del Grupo de Puebla. Este foro de dirigentes izquierdistas, revolucionarios y populistas abrió sus puertas el año pasado a la revolución chavista y a la cubana. En Caracas ya están el expresidente colombiano Ernesto Samper, que ponderó el sistema electoral, y el expresidente dominicano Leonel Fernández. También se espera al exmandatario panameño Martín Torrijos, que seguro no correrá la misma suerte que Moscoso.
“Venían invitados por la oposición democrática para la elección presidencial. Continúan los atropellos”, certificó Pedro Urruchurtu, responsable internacional de Vente Venezuela, el grupo político de María Corina Machado, que se encuentra asilado en la embajada argentina de Caracas junto a otros cinco colaboradores de la líder opositora.
El candado revolucionario provocó la reacción de Estados Unidos, que mantiene negociaciones directas con el gobierno de Nicolás Maduro. “Animamos a las autoridades venezolanas a reconsiderar su decisión y permitir que haya más presencia internacional para observar los comicios”, indicó un alto funcionario de Washington, bajo condición de anonimato.
“El chavismo, molesto con dirigentes políticos y periodistas internacionales por decir que en Venezuela hay una dictadura, decidió expulsarlos apenas llegaron… como haría toda dictadura. Son los bárbaros mostrando un poder que, tal vez, están cerca de perder”, señaló el politólogo Walter Molina Galdi.
Ni la Unión Europea (UE), descartada de forma abrupta pese a estar inicialmente invitada, ni la Organización de los Estados Americanos (OEA) –un “demonio” internacional para las revoluciones que además descubrió y probó el fraude electoral de Evo Morales en las elecciones de 2019– estarán en Caracas, por lo que el papel más imparcial recaerá en Naciones Unidas y en el Centro Carter. Y de forma relativa: por la ONU estará presente un panel de cuatro expertos cuyo informe no se hará público.
Las trabas puestas por el chavismo a una verdadera observación internacional multiplica la importancia del despliegue humano preparado por la oposición durante meses, en torno a un millón de voluntarios para cuidar los votos “con tareas específicas”. Y no sólo dentro del país.
Son las fuerzas defensoras del voto, que Machado denominó hace meses la Plataforma 600K y los Comanditos. Una organización preparada a conciencia como nunca antes y que además cuenta con la experiencia de 25 años de comicios con ventajismo electoral y trampas, que aumentaron año a año.