Las diatribas de Javier MIlei contra Rodrigo Valdés de las últimas semanas no se limitan a la supuesta «vista gorda» que el director del Hemisferio Occidental del FMI hizo durante la gestión de Sergio Massa en la gestión anterior.
Valdés es un duro crítico del país por su historial de incumplimientos con el Fondo, y no suele otorgarle el beneficio de la duda a la administración Milei, a pesar de que el líder libertario viene ejecutando un programa fiscal sumamente restrictivo, incluso más allá de lo acordado con el organismo.
En otras palabras, el funcionario del FMI no toma en cuenta -cuando habla sobre la Argentina con economistas y fondos de inversiones internacionales- que Milei está haciendo «el ajuste más grande en la historia de la humanidad».
El Presidente argentino lo sabe, y vapulea al economista chileno cada vez que puede, pero sin nombrarlo. No hace falta para identificar hacia dónde van sus dardos.
El último reclamo de Luis Caputo al FMI en Washington
Durante una parte de agosto, las oficinas del Fondo Monetario Internacional en Washington se vacían. Los funcionarios salen de vacaciones y las evaluaciones quedan para la vuelta. Por eso mismo, las próximas semanas pueden ser definitorias para el «caso argentino».
La última vez que Luis Caputo tomó contacto con el organismo hizo un reclamo formal: que se abaraten los costos que se le cobran a la Argentina por haber excedido la cuota de sus créditos.
Se trata del mismo pedido que había llevado Martín Guzmán, mientras fue ministro de Economía de Alberto Fernández.
La postura de Caputo fue interpretada como un reclamo de emergencia, ante la imposibilidad de que el Fondo otorgue fondos frescos a la Argentina para incrementar las reservas del Banco Central. En juego, hay unos u$s1.000 millones anuales.
Esta es una de las cuestiones que debe resolver el directorio del organismo para la vuelta al trabajo.
Sin embargo, el partido de fondo (valga la redundancia) se juega en otro lado.
Interna en el Fondo Monetario Internacional: la funcionaria clave
La relación tortuosa entre la Argentina y el FMI tendrá un nuevo capítulo en las próximas semanas.
Los últimos movimientos del gobierno argentino dan idea de que un acuerdo inmediato, con fondos adicionales para las reservas, tal cual desean Milei-Caputo, luce lejano. Nadie llega a un acuerdo mientras agrede a la otra parte.
Sin embargo, hay una carta que podría ser «ganadora» si es que se cumplen las expectativas en el Palacio de Hacienda.
Se trata de Gita Gopinath, la número dos del Fondo Monetario que monitorea el día a día de la economía argentina.
La ex economista jefe del FMI cree que el organismo debe dar una señal de respaldo a la Casa Rosada, en virtud del reordenamiento fiscal encarado por Milei. Esa muestra de apoyo, suponen economistas que conocen de cerca el movimiento de Washington, no podría llegar a los u$s10.000/u$s15.000 millones con los que el Gobierno se sentiría cómodo para salir del cepo y unificar el mercado cambiario.
«Podrían ser u$s5.000 millones, a los que se adicionen otros fondos que lleguen por otras vías», dice un economista local, que suele tener contactos con los funcionarios del Fondo que monitorean el caso argentino.
Desde Wall Street, un economista que también conoce los pasillos del FMI se muestra menos optimista: «No veo espacio para que Gopinath no termine uniendo su opinión a la de Valdés. El Fondo está muy crítico con la administración Milei», dice la fuente consultada, quien recuerda que en su última evaluación sobre el país, el Fondo reclamó el final del dólar «blend» y la intervención para frenar al dólar.
Un acuerdo para bajar el riesgo país
Milei ya dio señales de que está dispuesto a seguir gobernando con el cepo, tal cual existe hoy en caso de que no lleguen dólares para las reservas del BCRA. Pero nadie garantiza que ese camino sea fácil.
La escasez de dólares no sería gratuita: sin divisas suficientes, la actividad económica quedaría resentida. En una recesión muy dura.
«Se utilizó la recesión como instrumento de política económica. Esto ha llevado a que estemos experimentando una recesión inducida por el Gobierno, que probablemente sea la más grande en la historia de la humanidad. Las recesiones siempre han sido vistas como males, pero en la Argentina parece que las autoridades la consideran un remedio», opinó en las últimas horas el economista Carlos Rodriguez.
Acaso este sea el precio que termine pagando el Gobierno si no da un paso hacia la eliminación del cepo.