Durante las últimas horas, trascendió que la artista Nacha Guevara fue intervenida quirúrgicamente a raíz de un diagnóstico que le realizaron los especialistas en el Hospital Finochietto. La noticia la compartió el periodista Daniel Ambrosino, quien comentó: “Ella tuvo un problema con una arteria de su pierna, tenía poco flujo, y eso produjo una cierta estrechez. Por eso la tuvieron que operar, y hace dos días que está internada”.
Más adelante, Ambrosino continuó: “Por eso mismo Nacho Guevara fue internada, observada y revisada, y decidieron colocarle un stent. Ella está muy bien, está en plena recuperación, seguramente se va a quedar internada todo el fin de semana por una cuestión de observación”.
Pocas horas después, Ángel de Brito en LAM dio nuevos detalles referidos a la salud de Nacha, y detalló: “Está fuera de peligro, mirando tele, escuchando música. Estuvo acompañada por su familia. Recién hablé con su hijo, un capo total. Por suerte Nacha está bien, y el lunes 23 debuta en el Cantando. El stent es en una vena de una de las piernas”.
En otro tramo de LAM, el conductor compartió un mensaje de audio que le envió Guevara, y la propia cantante subrayó: “Estoy en terapia, pero muy bien, no me duele nada. Tuve un equipo médico estupendo, una atención buenísima en el Finochietto. Ya se me fue el síntoma que me estaba volviendo loca, un dolor en el pie que no le deseo a nadie. Así que estaré en el Cantando el 23 como un soldadito”.
Hace un tiempo e invitada a PH, Nacha Guevara se sinceró con respecto a la relación con su padre. Con gran sentido del humor, pero también con un tono reflexivo y mucha emoción en su voz, la artista compartió la historia de desencuentros que vivió con su padre, que fue del abandono al rechazo, y conmovió tanto a Andy Kusnetzoff como al resto de los invitados.
“Avancen al punto de encuentro los que fueron marcados por alguna actitud concreta de los padres”, disparó el conductor del ciclo la consigna y Nacha, de inmediato y como un preludio de su historia, arengó a todos a pasar al centro del círculo. “Cuando uno explora en la vida de alguien siempre hay que referirse a la infancia, porque ahí están impresas ciertas señales que van a determinar cómo vamos a ser cuando seamos adultos”, explicó luego su entusiasmo y aclaró que “toda infancia tiene sus traumas”.
Tras asegurar que la marcaron muchas cosas de su infancia, Guevara destacó lo que a ella más la hirió. “Yo conocí a mi padre cuando tenía 46 años. En mi infancia fue una figura desaparecida por completo, fue como un fantasma”, arrancó el relato, y recordó que él se separó de su madre cuando ella tenía apenas seis meses, que la situación no fue nada amigable y que desde ese momento quedaron “como enemigos”. Ese rencor entre adultos hizo que ella jamás se acercara a él. Incluso, si se lo cruzaba en la calle, la volteaban de inmediato para que no lo viera.
Años después, durante su juventud, algo de aquel desencuentro generó un llamado de atención en la artista. “Estaba pasando algo, evidentemente. Empecé a ir a un psicólogo y así, muy ingenuamente, le dije que no conocí a mi padre”, repasó. “Trabajé con él hasta que un día decidí conocerlo”, agregó. Luego contó que le escribió una carta, que le respondió, que concertaron una reunión y que ese primer encuentro no fue nada positivo.
“Fue muy frustrante porque él apareció en mi casa, yo abrí la puerta y me di cuenta que había idealizado a esa persona. Yo miré para arriba porque pensé que iba a ser un hombre alto, poderoso. Y era chiquito”. Con la compañía de su hermana, más adelante Nacha fue hasta la casa de su padre. “Le dije todo lo que sentía, todo lo que había pasado, y todas las cosas en las que él no estuvo presente. Él escuchó. Nada más”. Después de esa visita, los encuentros continuaron. “´Ahora lo voy a hacer trabajar de papá´, pensé, y fui y se lo dije: ´Ahora me vas a tener en upa, me vas a llevar a la plaza, me vas a comprar un helado´. Yo ya tenía 46 años”, repasó.
“Era una persona muy extraña, porque no reaccionaba”, confesó en relación a los gestos que tuvo Nacha para tratar de recuperar a su papá. Pero fue una determinación que tomó él lo que terminó por romper, de nuevo, el vínculo. “La relación terminó porque me dijo que había cambiado de nombre su departamento para que yo no tenga nada que ver. Muy fuerte. Ahí dije ´esta persona no merece ser mi padre´. Eso me ofendió como adulta, como mujer y como ser humano. En ese momento dije ´esto no es para mí´ y nunca más lo vi”, cerró Nacha, y explicó que no asistió al funeral de su papá porque cuando falleció se encontraba en España.
LA NACION