La reacción de los financistas al anuncio de la presentación del Presupuesto 2025 fue a medida de lo imaginado por el Gobierno: los bonos de la deuda subieron 2% promedio y el índice de «riesgo país» -en 1.359 puntos- fue el nivel más bajo de los últimos tres meses.
El mercado está convencido de que Javier Milei hará todo lo posible por cumplir con el texto enviado al Parlamento, que prevé un ordenamiento de las cuentas públicas en una escala que el propio jefe de Estado califica como «el ajuste más grande de la humanidad».
Milei cuenta con la venia de los operadores; de eso no hay ninguna duda. Tampoco que las grandes empresas y los conglomerados multinacionales ven al líder libertario como una gran oportunidad para «encarrilar la suerte de la Argentina», siempre ligada al déficit fiscal y a los incumplimientos de los contratos.
El Presidente está seguro de que esta vez será diferente, y transmite como nadie ese convencimiento profundo.
Javier Milei presentó el Presupuesto 2025 y el mercado se hace preguntas
El flujo de divisas del blanqueo ayudan a mejorar la performance en el mercado cambiario. Sin dudas. Desde que se puso en marcha la operatoria, a mediados del mes pasado, los depósitos en dólares ya crecieron en u$s2.300 millones.
Esa tendencia se aceleró en las últimas jornadas, y la afluencia de dólares a los bancos ya superó los u$s200 millones diarios.
La pregunta entre consultoras y operadores del mercado, en todo caso, apunta a los dólares que puedan ingresar a la Argentina en los próximos meses, una vez que se acabe el fenómeno (puntual) del blanqueo.
El Gobierno pone el ojo en el RIGI, el sistema que entró en vigencia y que fue diseñado para inversiones superiores a los u$s200 millones en proyectos de la economía real.
El mercado espera por más dólares con el RIGI y el blanqueo
En la visión de los consultores y financistas, para que puedan cumplirse con algunos de los objetivos centrales del Presupuesto 2025 -como el crecimiento de la economía y marcado el descenso de la inflación- hacen falta más dólares.
De hecho, la expansión de la actividad requiere de dólares. Se estima que por cada punto de crecimiento, las importaciones suben cuatro. ¿Habrá divisas para financiar la expansión de los cinco puntos del PIB que el Gobierno proyectó en el Presupuesto presentado por Milei?
Otra faceta de la misma lógica. Se necesitan billetes verdes para financiar los viajes de los argentinos al exterior.
El «dólar barato» -una percepción que hoy es consenso en la City- implicará que cada vez haya más argentinos que viajen a Chile, Paraguay, Brasil y Miami para hacer las compras de ropa y electrónicos, y para hacer turismo en las playas de Río.
En los últimos dos meses, plena temporada baja del turismo, la salida de dólares por los viajes al extranjero significaron u$s500 millones netos mensuales. Un volumen insostenible si no se potencia la entrada de divisas. Algo que, por ahora, no ocurre.
La tercera pata de la inconsistencia de los números tiene que ver con el contexto internacional. En los últimos meses, el escenario global se puso más agresivo para la Argentina.
Dos variables claves para el país se dieron vuelta: el precio de la soja (que vale u$s350 en los mercados globales) y el dólar en Brasil, que se encareció en los últimos meses, perjudican a la Argentina.
Para algunos observadores del mercado, la ecuación energética, que ahora es favorable para las cuentas comerciales, no alcanzarían para compensar esa salida de dólares.
¿Una buena? La decisión que tomaría la Reserva Federal (banca central estadounidense), esta misma semana: una rebaja de la tasa de interés internacional, que podría fomentar la entrada de divisas a los mercados emergentes, como el argentino.
La postura oficial
El dólar de $1.207 para fin del año que viene también quedó bajo la atenta observación de los analistas.
«Estiran el esquema actual», suscribió, a su vez, el economista Amílcar Collante.
¿Seguirán los operadores acompañando la postura de Luis Caputo, de sostener un tipo de cambio que solo sube el 2% mensual?
Por ahora, esa dinámica no entró en crisis. Como así tampoco que el Gobierno se muestre decidido a continuar con el férreo cepo cambiario.
Por eso, hay dos cosas que serán clave de aquí en más: la evolución de las reservas del BCRA (compras menos ventas de dólares en el mercado). Y la relación con el FMI, que por ahora ha pasado al olvido. Solo por ahora.