Tras la inflación de agosto de 4,2%, el índice de Precios al Consumidor (IPC) en septiembre se desaceleraría a un rango de entre 3,4% y 3,9%, según las estimaciones preliminares de consultoras privadas, principalmente por el impacto de la baja del Impuesto PAIS. Pero la mayoría de los analistas considera que «luce difícil» que la inflación converja al 2% del ritmo de ajuste del dólar oficial para fin de año, como pretende el gobierno.
Luego de conocerse el costo de vida de agosto, que fue más alto de lo esperado por el mercado, la consultora Lambda proyecta una inflación para este mes de 3,9%, en LCG también esperan que «se ubique más cerca de 4%», en Analytica calculan 3,7%, en EconViews, Delphos Investments y Facimex Valores, estiman 3,5% y en Eco Go 3,4%.
Ante la resistencia que está mostrando la inflación en perforar el 4%, algunos analistas estiman que el gobierno podría postergar algún aumento tarifario, pero no creen que haya medidas adicionales para acelerar la baja de la inflación, sino que se mantendrá firme en garantizar el superávit fiscal y la nula emisión monetaria»
En ese marco, los expertos no vislumbran que en el corto plazo haya una suba de la tasa de política monetaria para amortiguar un poco la inflación porque esa medida impactaría en el nivel de actividad.
Caputo quiere bajar la inflación al 2%: ¿confía el mercado?
Tobías Pejkovich, economista de Facimex Valores, planteó que «hacia adelante, luce difícil que la inflación converja al ritmo del crawling-peg y la veo más cerca del rango 3,5-4%; hace un tiempo venimos diciendo que la inercia iba a tener un rol más protagónico en el segundo semestre a medida que se recupera la actividad económica y el salario real».
«A la vez que la indexación de contratos por inflación pasada como los alquileres y la continuidad de la corrección de precios relativos dificulta que esa convergencia sea más rápida», aseguró.
De igual diagnóstico, Maximiliano Ramírez, director de Lambda Consultores, aseveró que «con el número de agosto, bajar la inflación al 2% es bastante imposible; lo veo complicado por el tema de estacionalidad, y teniendo un crawling de 2%».
«Para eso, tendría que bajar el ritmo del crawling, pero eso ampliaría la brecha. Estás en una época donde hasta diciembre no vas a tener dólares de la cosecha fina, por lo que veo un nivel de inflación hasta fin de año de entre 3% y 4%», advierte.
Rocío Bisang, analista de Eco Go, también sostuvo que «no vemos factible que la inflación converja al 2% este año, aunque esperamos que siga desacelerando y se ubique cerca de 3% en diciembre» dado que los salarios empiezan a mostrar de forma lenta cierta recuperación y las paritarias marcan un piso.
En sintonía, Pamela Morales, de EconViews, señaló «que no esperamos que la inflación converja al 2% al menos este año» y alegó que «por la inercia inflacionaria que el gobierno no está atacando con el plan actual estamos viendo un piso entre 3,5% o 3%».
El economista Federico Glustein concordó que «no sería factible que la inflación llegue al 2% en diciembre, la inercia inflacionaria hace que sea difícil llegar a esos valores completando el ajuste de servicios cómo viene sucediendo».
Por su parte, Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, comentó que «esperamos que ya a partir de este mes y hasta fin de año la inflación esté por debajo del 4%». Y añadió: «No sé si vamos a ver alguna cifra con 2 en lo que resta de este año, pero seguro que va a ser 3».
Tres factores claves para la inflación: dólar, reservas y créditos
En LCG tampoco ven a la inflación convergiendo al 2% del crawling peg, Y esgrimieron: «Seguimos pensando que bajar la inflación de 4% o 5% mensual a niveles de 1%/2% representa un desafío mayor que el de reducirla desde los niveles de 20% que dejó la devaluación de diciembre».
«Por ahora, una demanda resentida colabora poniendo límites a las correcciones de márgenes, pero una recuperación de la actividad aumentará el desafío. A su vez, haber relegado el objetivo de acumular reservas al de desinflar más rápido, podría generar tensiones cambiarias, desencadenando un sendero de desinflación más errático que el esperado».
Asimismo, un análisis de Juan Manuel Franco, economista jefe del grupo SBS, afirmó que «pese al compromiso fiscal del gobierno, pilar clave para pensar en un entorno de estabilidad de precios a mediano/largo, así como la eliminación de la emisión endógena al reducir a cero los pasivos remunerados, existen factores monetarios de presión».
En ese sentido, destacó que «la expansión del crédito privado, junto a componentes inerciales típicos de economías en regímenes de alta inflación, explica que la desinflación haya perdido fuerza en las últimas semanas».
«Mirando a septiembre y a los próximos meses, es clave monitorear el impacto que pueda tener finalmente o no la reducción del Impuesto PAIS a importaciones de bienes y fletes, dado que, si bien el dólar importador cae, al igual que el costo de reposición, la inflación inercial en no transables podría limitar el impacto de ese menor FX importador sobre los bienes afectados», enfatizó.
También remarcó que «otro tema a seguir de cerca será el frente cambiario» al plantear que «si bien la apreciación del tipo de cambio real tuvo un importante rol en la desinflación, una continuidad en este esquema durante más tiempo desincentivaría exportaciones a la vez que alentaría importaciones, pudiendo presionar más sobre unas reservas netas negativas».
«Incluso en un mes en que la brecha cambiaria cayó en el margen, la inflación núcleo se aceleró, por lo que, de ocurrir episodios de volatilidad cambiaria, esto podría sumar presión sobre la inflación«, advirtió.
¿Puede haber suba de tasas del plazo fijo?
La consultora Outlier sostuvo que «en un esquema con ancla cambiaria, en la fase de remonetización y recuperación de la actividad, lo esperable es que los precios de los no transables, incluido los salarios, empiecen a recuperar terreno versus los transables, lo que por un lado se manifiesta como una mayor resistencia a la baja de la inflación y por el otro lado se materializa en el proceso de apreciación real».
«Para romper esa resistencia hay que endurecer las condiciones monetarias de forma más decida, lo que tiene costos para la actividad (y directa o indirectamente implica suba de diferencial de tasa en pesos) y/o recurrir a medidas que tiene que ver con nivel de precios, pero que implican shocks sobre al dinamica de los precios (baja Impuesto PAIS, apertura, etc.) y también tiene costos, por ejemplo, fiscales», explicó
La tasa de política monetaria se mantiene en 40% anual desde el 14 de mayo con lo cual está en terreno negativo frente a la inflación. Y la rentabilidad que ofrecen los bancos por el plazo fijo tradicional que ronda en un rango de entre 37% y 32% anual también pierdo contra la inflación.
Sin embargo, los analistas no prevén que en el corto plazo el BCRA suba la tasa de política monetaria. La mayoría tampoco prevé otras medidas adicionales para acelerar la baja de la inflación.
Emiliano Anselmi, economista jefe de PPI, manifestó que «no creo que la vayan a subir la tasa, va a seguir el esquema, seguramente esperen al dato de inflación de septiembre, el tono del gobierno no parece ser de recalibrar todavia; más allá de septiembre es otra historia».
Ignacio Zorzoli, director de Finanzas del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI (CEEAXXI), sostuvo que «existe un trade off (dilema) entre mantener la velocidad en el descenso de la inflación para que converja de forma rápida al 2% y reactivación económica».
En ese marco, juzgó que «no vemos una suba de tasa de interés por parte del BCRA justamente porque parte de la reactivación se busca vía aumento del crédito privado». Y tampoco ve otras decisiones: «Es más una cuestión de paciencia, saber que las medidas son correctas y entender que la política monetaria tiene rezagos».
Con la misma lectura, Ramirez razonó: «Si solamente te preocupa el tema de inflación, subís la tasa. Ahora, si querés que la actividad no siga cayendo y haya algún repunte, no la podés subir porque estás en un límite del proceso recesivo y eso seguiría resintiendo la actividad».
A su vez, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, alegó que si el gobierno «cree que en septiembre la inflación puede bajar, no creo que suban la tasa». Consultado sobre otras eventuales medidas para bajar la inflación, el economista especuló que «tal vez que puedan jugar un poco con el timing del ajuste de los servicios públicos, pero eso no cambia la inflación núcleo que es lo más importante». Y acotó: «El gobierno tiene que seguir apostando por los que está haciendo que es el control fiscal y monetario».
De igual mirada, Morales estimó que una medida posible podría ser «atrasar tarifas, pero nada que permita bajarla más de lo que ya estamos viendo».
Asimismo, Fernando Baer, economista jefe de Quantum Finanzas, también desechó un aumento de tasas, y no espera medidas adicionales, ya que asegura que «la desaceleración inflacionaria irá llegando con el superávit fiscal y la nula emisión monetaria». Para Abram, ayudaría a que haya menos inflación que fuéramos lo más pronto posible a una unificación cambiaria.
En cambio, Walter Morales, director de Wise Capital, en una charla virtual especuló: «Con blanqueo, RIGI, un rolleo con el FMI, algún fondeo nuevo con el FMI, todos items que en algún momento más cerca van a estar apuntalando las reservas. No descarto que el gobierno empiece a abrir el grifo de las importaciones para que la inflación termine de bajar».
A su vez, Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, aseguró que «el escenario depende de la cantidad de dólares que vas a tener. Si conseguís dólares en el blanqueo, o posicionás un acuerdo con el FMI, que creo que se está reabriendo esa posibilidad, en el corto plazo eso podría llegar a sostener la baja de la inflación».
«Pero si no conseguís esos dólares, esa remontetización en dólares que habla el gobierno, va a estar complicado y probablemente tenga un tema con las reservas y la brecha», auguró.