El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, encabezó este domingo temprano la misa central de la 50a. Peregrinación a Luján, llamando a la unidad nacional y relatando el grave cuadro social que agobia al país, llamando a rogar a la Virgen María, para pedir que ayude «a este pueblo que cansado, que lucha por salir de esta crisis que viene desde hace muchos años».
«Madre, ayuda a este pueblo que está haciendo un enorme esfuerzo para sostenerse en la esperanza, para ponerse la Patria al hombro y sobrellevar la crisis», señaló el jefe de la Iglesia, poniendo el broche final a una marcha que tuvo un simbolismo especial al cumplir medio siglo, siempre como uno de los eventos más religiosos del año y de renovación de fe cristiana a la Santa Patrona de la República Argentina.
Este año, y bajo el lema “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”, los devotos de la Virgen de Luján recorrieron los clásicos 63 kilómetros que van desde el Santuario de San Cayetano, emplazado en la calle Cuzco 150 del barrio porteño de Liniers, hasta la Basílica de Luján, en el oeste bonaerense.
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Desde horas antes de la salida, prevista para las 10 de la mañana, cientos de peregrinos y grupos parroquiales se fueron reuniendo en cercanías del Santuario a fin de ultimar los detalles de la larga caminata hacia Luján.
La salida de la Imagen Peregrina de la Virgen fue escoltada por un escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, y acompañada de aplausos, cánticos religiosos y suelta de papelitos por parte del público, que se encontraban en el lugar.
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El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, estuvo a cargo de la Misa Central que se realizó hoy en la plaza frente a la iglesia.
Antes de emprender su caminata hacia el Santuario de Luján tal como es su costumbre, García Cuerva habló unos minutos con PERFIL.
“A lo largo de estos cincuenta años, Argentina vivió momentos muy complicados, muy difíciles. Una crisis que, en índices de pobreza y de desempleo, podríamos decir que comenzó justamente hace cincuenta años, y el pueblo, más allá de las dificultades, o en todo caso, por las dificultades, se aferró mucho más a la fe en María. Fueron cincuenta años en los que el pueblo se acercó a la Virgen, llevando sus esperanzas, sus dolores, sus tristezas y sus alegrías. En definitiva, en la peregrinación se ve reflejada la historia argentina de los últimos cincuenta años”.
Respecto a los tiempos de crisis que se viven en el país, el obispo afirmó: “Esperemos que los índices de pobreza vayan bajando porque son rostros concretos de hermanos que están sufriendo mucho”, completó.
Más adelante, y en rueda de prensa, García Cuerva señaló que “a veces en las casas, cuando nos juntamos a comer, decimos ‘no hablemos de fútbol, ni de política, ni de religión’, porque ya suponemos que nos vamos a pelear”, tras advertir que el “enfrentamiento” se encuentra en el “ADN argentino”. “Tenemos que revertir esto entre todos y qué mejor que pedirle a la Madre, que nos hace tomar conciencia de que somos hijos y hermanos”, sentenció, antes de empezar a caminar.
Testimonios. Más allá del testimonio del arzobispo, PERFIL habló con algunos peregrinos.
Uno de ellos es Gabriel Cantero, que caminó juntó a los feligreses de las parroquias Santa Ana y San Joaquín de Villa del Parque. “De los cincuenta años que tiene la peregrinación, habré participado en la mitad. Muchas de ellas las hice junto a mi padre y otras junto a mi hija. Es muy emocionante para mí. Mientras el cuerpo aguante, iré. Me pasa algo muy raro con las peregrinaciones. Cada vez me cuido menos en mi vida diaria, pero cada vez llego mejor a Luján”, concluyó, entre risas, el peregrino de 54 años.
Por su parte, Carla Fernández, de la parroquia Luján Porteño, de Parque Avellaneda aseguró a PERFIL que “a Luján voy desde los 16 años, y siempre me llamó la atención la cantidad de personas que van hacia el mismo lugar. Para mí la peregrinación es como la vida. Estamos todos mezclados, sin distinción. Es un reflejo de la vida, con todo lo que la atraviesa. En el trayecto pasamos por un montón de emociones, tal como ocurre en la vida”, concluyó la joven.
Ingreso a la Basílica. A diferencia de años anteriores, y con el objetivo de que los peregrinos pudieran ingresar al templo de manera fluida y sencilla, se modificaron los ingresos a la Basílica de Luján.
Desde las calles 9 de Julio y Bartolomé Mitre hasta 9 de Julio y San Martín, se instaló un vallado por donde solo podrán transitar los peregrinos.
Además, estará habilitada la puerta de la calle 9 de Julio y los tres ingresos que están sobre la calle San Martín.
AS/HB