MAR DEL PLATA.- El nerviosismo atravesó como un rayo los pasillos del °60 Coloquio de IDEA. Las brutales sombras del año pasado, cuando Javier Milei armó una exitosa contracumbre para desafiar a los organizadores, se hicieron presentes cuando Santiago Mignone llamó a Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores y un hombre ligado al mundo libertario. El presidente de IDEA quería averiguar por un almuerzo que estaba organizando el banquero el jueves al mediodía –o sea, el segundo día del Coloquio- con presencia de empresarios y periodistas. ¿El anzuelo para atraer comensales? Una entrevista exclusiva al presidente de Paraguay, Santiago Peña que realizaría el periodista Eduardo Feinmann.
Nápoli tranquilizó a su interlocutor, dijo que no era un desafío al encuentro empresario y contó que la comida se había organizado hace mucho tiempo, pero, caminando por el Sheraton –donde se hace el Coloquio- no descartaba ver a las principales filas libertarias en el Hotel Costa Galana, donde varios ejecutivos ya tenían cita para el Restaurante Suratlántica.
No será la única reunión paralela en el Coloquio, aunque sí la que preocupaba a los organizadores. De hecho, el mismo día un influyente banquero sería el moderador de una comida con varios CEO’s de empresas y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, el coordinador de industria, Juan Pazo, y Daniel González, coordinador de Energía.
Mientras se iban programando los encuentros entre hombres y mujeres de negocios, en los pasillos, los empresarios celebraron sin dudarlo la dirección del Gobierno con relación al equilibrio fiscal, pese a que un dólar que se atrasa frente a la inflación afectando la competitividad de varios negocios, un cepo cambiario sin fecha de extinción definitiva y un crecimiento lento y desparejo que no se sostiene en el tiempo aún preocupaba a varios directivos.
“Caputo le dijo a los industriales varias veces que el tipo de cambio no iba a ser un problema y 120 días después tenemos el mismo tipo de cambio que tenía Massa”, fue la crítica más dura que cruzó el hall central del Sheraton en off the record. Ese empresario dijo que si sostienen este dólar es necesario que bajen impuestos y no abran la economía. El reclamo llegó el mismo día en que el Gobierno oficializó la baja de aranceles a la importación para casi 100 productos.
“Veo el equilibrio fiscal como una cuestión clave”, afirmó a LA NACION el CEO del Grupo Galicia, Fabián Kon. “Que el Estado fije prioridades y defina en qué se gasta sin emitir dinero ni deuda”, agregó. “El tipo de cambio se va acomodando. Tendrá que ser uno solo y deberemos flotar. Ese es el próximo paso para que fluyan los capitales”, afirmó aludiendo al fin de las restricciones cambiarias. Kon dijo que el blanqueo y las inversiones que se anunciaron ayudarán a que se avance en ese sentido. “¿Cuál es el desafío?”, preguntó este medio. “Sostener el cambio”, indicó el banquero.
Alejandro Butti, CEO de Santander Argentina, habló de otro desafío para el Gobierno. “Que la mejora en la economía real llegue a todos”, dijo en una de las pausas obligadas que eyectó a los empresarios al pasillo. Recordó que la capacidad instalada está todavía al 55%, pero señaló que la situación está mucho mejor de lo que se esperaba a comienzos de año. “El tipo de cambio y la brecha están controlados, y algunos sectores empiezan a levantar”, recalcó Butti.
Que los precios se muevan por encima del dólar, dijo, le preocupa. Sin embargo, afirmó que cree que el Gobierno tiene un plan para cerrar la brecha cambiario y acordó, que, aunque lleva más tiempo, prefiere probar con mejorar la productividad, y con bajar impuestos. “Es más lento, pero lo otro lo probamos y no funcionó. Una devaluación impacta en la inflación y nos devuelve al mismo lugar”, dijo sobre el impacto de un salto del tipo de cambio en los precios.
“Veo una tendencia positiva en la disciplina fiscal y monetaria. Y creo que la inflación puede romper la barrera del 3% en los próximos tres meses”, aventuró Alejandro Díaz, CEO de Amcham, la cámara de comercio de los Estados Unidos en la Argentina, quien también vislumbra signos positivos en la actividad: “Se revierte la recesión”, aseguró. Sin embargo, enseguida aclaró que la recuperación es “tenue” todavía y que no es homogénea.
Respecto del dólar, dijo que se “va a un encarecimiento de los precios en dólares por la política económica” adoptada por el Gobierno y que eso “preocupa” a los exportadores, que no quieren resignar competitividad. “Es parte de volver a operar normalmente; hay un reacomodamiento”, aclaró. Y mencionó los tres aspectos que miran hoy las empresas norteamericanas respecto del contexto: ven “convicción, conocimiento técnico y disciplina” para llevarlo a cabo. Y mencionó como ejemplo el proyecto de presupuesto 2025, que sostiene el ajuste en un año electoral.
En la misma línea se expresó el empresario Cristiano Rattazzi, quien destacó la baja de la inflación, pero aclaró que “obviamente no es suficiente”, y que se debe seguir por ese sendero. En cuanto al repunte de la actividad, dijo que es “desparejo” y destacó el caso de la industria automotriz, que conoce de cerca. Aseguró que el camino es “nivelar, en un país que está cambiando, que tiene que ser más eficiente y competitivo”. Respecto del cepo cambiario, dijo que es “pésimo” y que su deseo es que lo levanten. Luego agregó: “Tengo la sensación de que se está acercando su eliminación”.
El CEO de Acindar, Federico Amos, recordó que, a comienzos de año, se vio un fuerte ajuste de la actividad, que comenzó a revertirse en mayo y junio, y que ahora se encuentra en una meseta. “Hay una recuperación, pero es de a poco. Este es un año de transición”, dijo el ejecutivo. Adentro del salón principal, el CEO de Toyota, Gustavo Salinas, charlaba en un break con el coordinador en Energía del Ministerio de Economía y ex hombre fuerte de IDEA, Daniel González.
Ambos hablaron sobre el presente y el futuro. González reiteró que sin lluvias y con mucho calor, por la herencia recibida, será un verano complicado, sobre todo por la enorme cantidad de aires acondicionados en la Argentina. Adelantó que esta situación, durará entre tres y cinco años. Salinas, en tanto, estimó que este año cerrará con una producción de 400.000 unidades y el año que viene, con crecimiento del PBI, será de más de 500.000. “Se puede crecer con cepo, pero hasta que no lo saquen es difícil que lleguen las grandes”, cerró, no obstante, el presidente de la automotriz líder en la Argentina.
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