El clima extremo contribuye a la migración indocumentada y de retorno entre México y Estados Unidos, lo que sugiere que más migrantes podrían arriesgar su vida para cruzar la frontera a medida que el cambio climático aviva más las sequías, las tormentas y otras condiciones, según un nuevo estudio.
Las personas de las zonas agrícolas de México tenían más probabilidades de cruzar la frontera sin autorización legal después de las sequías y menos probabilidades de regresar a sus comunidades originales si el clima extremo continuaba, según una investigación publicada esta semana en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (Registros de la Academia Nacional de las Ciencias).
En todo el mundo, el cambio climático —causado principalmente por la quema de combustibles fósiles como el carbón y el gas natural— exacerba el clima extremo. Las sequías son más largas y secas, el calor es más mortal y las tormentas se intensifican rápidamente y arrojan lluvias que rompen récords.
En México, un país de casi 130 millones de habitantes, la sequía ha drenado los embalses, creado una grave escasez de agua y reducido drásticamente la producción de maíz, lo que amenaza los medios de vida.
Los investigadores dijeron que México es un país destacado para estudiar los vínculos entre la migración, el retorno y los factores de presión climática. Se proyecta que su temperatura media anual aumente hasta 3 grados Celsius (5,4 grados Fahrenheit) para 2060, y es probable que el clima extremo devaste económicamente a las comunidades rurales que dependen de la agricultura de sequero. Además, Estados Unidos y México tienen el mayor flujo migratorio internacional del mundo.
Los científicos predicen que la migración aumentará a medida que el planeta se caliente. En los próximos 30 años, es probable que 143 millones de personas en todo el mundo se vean desarraigadas por el aumento del nivel del mar, las sequías, las temperaturas abrasadoras y otras catástrofes climáticas, según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
La nueva investigación sobre la migración se publicó luego que el republicano Donald Trump fuera reelegido para la presidencia de Estados Unidos esta semana. Trump ha calificado el cambio climático de “engaño”, y ha prometido deportaciones masivas de aproximadamente 11 millones de personas que se encuentran en Estados Unidos bajo un estatus migratorio irregular.
Los investigadores dijeron que sus hallazgos resaltan cómo el clima extremo impulsa la migración.
Filiz Garip, investigadora que participó en el estudio y profesora de Sociología y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton, reportó que las naciones avanzadas han contribuido mucho más al cambio climático que los países en desarrollo —los cuales llevan la peor parte.
La migración “no es una decisión que las personas tomen a la ligera… y, no obstante, se ven obligadas a hacerlo más y se ven obligadas a permanecer más tiempo en Estados Unidos” como resultado de los extremos climáticos, explicó Garip.
Los investigadores analizaron datos meteorológicos diarios junto con las respuestas de una encuesta de 48.313 personas entre 1992 y 2018, y se centraron en unas 3.700 personas que cruzaron la frontera sin documentos por primera vez.
Analizaron 84 comunidades agrícolas en México donde el cultivo de maíz dependía del clima. Establecieron una correlación en la decisión de una persona de migrar y luego retornar con los cambios anormales en la temperatura y las lluvias en sus comunidades de origen durante la temporada de cultivo de maíz de mayo a agosto.
El estudio encontró que las comunidades que experimentaban sequías tenían tasas de migración más altas en comparación con las comunidades con precipitaciones normales. Y era menos probable que las personas retornaran a México desde Estados Unidos si sus comunidades estaban inusualmente secas o húmedas. Ese fue el caso tanto para los recién llegados a Estados Unidos como para las personas que habían estado allí por más tiempo.
Gente en mejor situación económica también tiene más probabilidades de migrar. Lo mismo ocurre con personas de comunidades con antecedentes migratorios establecidos donde los amigos, vecinos o familiares que han migrado pueden ofrecer información y ayuda.
Esos factores sociales y económicos que influyen en la migración son bien conocidos, pero Garip dijo que los hallazgos del estudio subrayan las desigualdades de la adaptación climática. Con los eventos climáticos extremos, no todo el mundo se ve afectado o responde de la misma manera, explicó, “y las ventajas o desventajas sociales y económicas típicas también dan forma a cómo las personas experimentan estos eventos”.
Para Kerilyn Schewel, codirectora del Program on Climate, Resilience and Mobility (Programa sobre Clima, Resiliencia y Movilidad), de la Universidad de Duke, los factores económicos resaltan que algunas de las personas más vulnerables no son aquellas desplazadas por los extremos climáticos, sino quienes están “atrapadas en el lugar o carecen de los recursos para moverse”.
Schewel, quien no participó en el estudio, puntualizó que analizar regiones con antecedentes migratorios podría ayudar a predecir de dónde vendrán los migrantes y quiénes son más propensos a migrar debido a los impactos climáticos. En “lugares donde la gente ya se está yendo, donde hay un alto grado de prevalencia migratoria… es donde podemos esperar que más gente se vaya en el futuro”, dijo.
Los datos utilizados de la encuesta del Mexican Migration Project (Proyecto de Migración Mexicana), de la Universidad de Princeton y de la Universidad de Guadalajara, hacen que este estudio sea único, según Hélène Benveniste, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales Ambientales de la Universidad de Stanford. Los datos de migración de su escala que son específicos de la comunidad “raramente están disponibles”, escribió en un correo electrónico. Tampoco lo está la información sobre el viaje migratorio completo de una persona, incluido su retorno.
El hallazgo de que las decisiones de migración de retorno se retrasaban por factores climáticos adversos en las comunidades de origen es “importante y novedoso”, agregó Benveniste, quien estudia la migración humana relacionada con el clima y no participó en el estudio.
“Pocos conjuntos de datos permiten un análisis de esta cuestión”, afirmó.
Pero el aumento de la vigilancia y la aplicación de la ley a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México dificulta el regreso a casa —así como el trasladarse de ida y vuelta—, dijo Michael Méndez, profesor adjunto de Política y Planificación Medioambiental en la Universidad de California, Irvine. Y una vez que los inmigrantes indocumentados están en Estados Unidos, a menudo habitan en viviendas deterioradas, carecen de atención sanitaria o trabajan en sectores como la construcción o la agricultura que los hacen vulnerables a otros impactos climáticos, añadió. Méndez no participó en la investigación.
A medida que el cambio climático amenaza más la estabilidad social, política y económica en todo el mundo, los expertos dijeron que el estudio destaca la necesidad de una colaboración global en torno a la migración y la resiliencia climática.
“Gran parte de nuestro enfoque se ha centrado, en cierto modo, en la frontera y en asegurar la frontera”, refirió Schewel, de Duke. “Pero necesitamos mucha más atención no sólo a las razones por las que la gente se va, sino también a la demanda de trabajadores inmigrantes dentro de Estados Unidos”.
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