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Pillín, sangre y dinero

Andrés Bracamonte, alias «Pillín», va en camino de convertirse en la primera leyenda urbana del siglo XXI en Rosario, otrora corazón del segundo cordón industrial más importante de Sudamérica después de San Pablo. Durante treinta años condujo los destinos de la barra brava de uno de los clubes más populares de estos arrabales y los cinco balazos que terminaron con su vida buscan canalizar el fenomenal flujo de dinero que se sintetizaba en su persona y procedía de licitaciones públicas ganadas por sus amigos empresarios gracias a las apretadas, el lavado de dinero de obras en las que están involucrados dirigentes de la UOCRA, fragmentos millonarios en euros de venta de jugadores al extranjero, las recaudaciones de los negocios dentro y fuera de la cancha de Central los días de partido y de haber conducido a la banda narcopolicial barrial que estaba entre las cuatro más importantes desde 2012, junto a Los Monos, Alvarado y Luis Medina. Como diría Roberto Fontanarrosa, el club de Arroyito tiene mitología más que historia. Bracamonte, nacido en 1971, el mismo año en que los auriazules ganaron su primer campeonato nacional, será una expresión concreta de aquella definición del dibujante y escritor canalla hasta la sangre.

A tres días del doble crimen del Pillín y Daniel “El Rana” Attardo, el fiscal Alejandro Ferlazzo decidió el allanamiento de la comisaría novena, la responsable de cuidar la seguridad en el “Gigante de Arroyito” y sus alrededores, sospechando que hubo zona liberada. Como también deberá investigarse el apagón del alumbrado público en la esquina donde los fusilaron, en Avellaneda y Reconquista. Alguien debió convencer a los nichos corruptos de La Santafesina SA que había llegado el final de Bracamonte como el 26 de mayo de 2013 sucedió con el líder histórico de Los Monos, Claudio “El Pájaro” Cantero, considerado un hermano para «Pillín». A partir de ese momento, venganzas y luchas por territorio que son sinónimos de dinero para las bandas narcopoliciales barriales llegaron a producir casi 290 homicidios en el departamento Rosario hacia 2022. El gobierno provincial repite que hay que reconocerle la reducción de homicidios a la tercera parte y que las instituciones estatales responden distinto a aquel inolvidable 2013 que también fue atravesado por el asesinato de Luis Medina y la lluvia de balas contra la casa del entonces gobernador del segundo estado argentino, Antonio Bonfatti. El ganador de entonces fue Esteban Lindor Alvarado.

Ninguna casa velatoria aceptó alojar del cuerpo de Bracamonte. Quizás el miedo pudo más pero lo cierto es que esa ausencia de despedida se sumará al mito y la leyenda urbana. El cadáver insepulto disparará mitos a los que se sumarán amores y odios y la triste frase: “Uno menos. Se matan entre ellos”. Quizás «Pillín» pueda repetir los dichos de Tony Montana, el personaje interpretado por Al Pacino en “Caracortada”, cuando en un restaurante responde a los integrantes de las clases medias que se horrorizaban de su presencia que ellos necesitaban que él fuera el malo para poder soportar sus hipócritas vidas.

La traición a «Pillín» denota el cambio de conducción y posiblemente un cambio generacional en cada uno de los integrantes de los que lideran los nichos corruptos de las fuerzas de seguridad y también en los que quieren apropiarse de semejante mar de dinero que manejaba Bracamonte, alrededor de 100 mil dólares semanales, como le gustaba alardear.

Las balas que mataron al “Rana” y “Pillín” pudieron ser impulsadas por sicarios que jugaron para Alvarado. También para los que responden a la más sanguinaria y poderosa organización que desde San Pablo va impregnando Sudamérica, el Primer Comando Capital, al cual se lo señala como el que maneja la exportación de cocaína por el Paraná, y todavía hay algunos que piensan en una fracción de “Los Monos”, soslayando el grado de hermandad que siempre tuvo Bracamonte con la familia Cantero. Lo cierto es que el trabajo del fiscal Ferlazzo al momento de descubrir los responsables materiales del doble homicidio será el primer escalón de un ascenso que quizás lleve a territorios inesperados. «Pillín» fue quien fue porque tuvo complicidades policiales, políticas, empresariales, judiciales y gremiales, y un inquebrantable apoyo de sus bases, cientos y cientos de muchachos y chicas que llevan los colores auriazules en su sangre.

Pero es necesario tener en cuenta algo más allá del magnetismo y seducción que la historia personal de Bracamonte generará en horas. La geografía económica, social, política y cultural de Rosario y zona de influencia. “Pillín” era la expresión individual de un fenomenal flujo de dinero que siempre está vigente a través del fútbol, la violencia, el narcotráfico y los nichos corruptos del Estado. El asesinato de Bracamonte, en definitiva, es una nueva postal de la parábola de la ciudad que supo ser el corazón del segundo cordón industrial más importante de América del Sur y que se convirtió en un paraíso de lavado de dinero, mano dura siempre para los de abajo e impunidad para los delincuentes de cuello blanco.


Carlos del Frade. Periodista rosarino, actualmente diputado provincial.

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