Javier Milei decidió romper con la vicepresidenta Victoria Villarruel, desencantado con su estilo político y su cercanía a la “casta”, y azuzó la división interna en La Libertad Avanza. Las críticas que le dedicó el jefe del Estado durante una entrevista televisiva sorprendieron a Villarruel, quien desde hace tiempo se encuentra marginada del esquema de toma de decisiones de la Casa Rosada. Por ahora, la titular del Senado se inclina por desescalar el conflicto institucional. Es más: sus interlocutores habituales aseguran que no evalúa tomar distancia de la gestión de Milei ni planea construir un armado propio con vistas a las legislativas de 2025.
Aún atónita por el momento en que Milei salió a renovar los cuestionamientos hacia su figura, Villarruel calcula con cautela sus próximos pasos. Hasta la medianoche se mantuvo en contacto con sus colaboradores más estrechos en el Senado y este jueves puso en pausa la agenda de actividades que tenía prevista. Le recomendaron pisar la pelota. Puertas adentro del Palacio, hay desconcierto. Consideran que hubo un “malentendido” y que el ataque de Milei fue “gratuito”. “Nos sorprendió”, admiten en el entorno de la vicepresidenta.
Quienes rodean a Villarruel anticipan que no pretende romper con Milei. “Nos sentimos parte del Gobierno. Se tienen que sentar ellos dos y resolverlo. Hay que ser responsables”, dice un consejero de la vicepresidenta. Sus laderos ya activaron gestiones subterráneas para lograr un acercamiento la próxima semana. “Con esto perdemos todos; no nos sobra nada”, retratan.
El miércoles Milei volvió a dedicarle un buen número de críticas a quien lo acompañó en la fórmula en las elecciones de 2023: en diálogo con el canal La Nación +, el primer mandatario sostuvo que Villarruel “no tiene ninguna injerencia en la toma de decisiones” del Ejecutivo ni participa de las reuniones de Gabinete, por lo que aclaró que mantienen un diálogo “meramente” institucional. A su vez, Milei dijo que Villarruel “está más cerca del círculo rojo”. “Es lo que nosotros llamamos la casta”, sentenció.
Quienes la tratan a menudo aseguran que Villarruel había decidido avanzar con los trámites para desafiliarse del Partido Demócrata -a mediados de año renunció a la presidencia del partido en Buenos Aires, su base política- para ponerse a disposición del Gobierno en las legislativas de 2025. Es decir, Villarruel quería dar señales de que pretendía ayudar al oficialismo en caso de que la presidenta de LLA a nivel nacional, Karina Milei, una de sus principales detractoras, opte por convocarla. “Estaba para ayudar, quería quedar libre para lo que necesite electoralmente el Gobierno”, comentan. La pelea sin retorno con Milei abre interrogantes sobre el lugar que ocupará Villarruel en 2027. “Apuntamos a que esto se arregle la semana que viene”, señala una fuente cercana a la vice, quien confía en que Milei y su vice pueden volver a complementarse.
En la provincia de Buenos Aires, el terruño que Villarruel supo usar de plataforma política, quedó apartada de la construcción orgánica que encabeza Sebastián Pareja, ladero de Karina Milei. Tampoco tiene incidencia en la red de agrupaciones mileístas que responden a Santiago Caputo, como “Las Fuerzas del Cielo”. Cerca de la vicepresidenta repiten que no tiene un andamiaje propio y que no contempla entrar en la disputa con Milei en 2025. Por caso, ella toma distancia del plan del senador Francisco Paoltroni, quien fue expulsado del bloque de LLA, de lanzar un espacio “republicano” para competir en los próximos comicios y enfrentar tanto al kirchnerismo como a los “fundamentalistas disfrazados de libertarios”. “No coincido con las declaraciones del Presidente; son injustas e innecesarias. Ella no está cerca de la casta”, comenta Paoltroni ante la consulta de LA NACION. El senador ya activó contactos en Buenos Aires con el Partido Demócrata.
Si bien no moverán sus fichas en el corto plazo, los lugartenientes de Villarruel en la Cámara alta admiten que la relación personal y política con Milei se ha deteriorado con el correr de la gestión. “Faltó a un par de reuniones de Gabinete porque tenía otros compromisos en el Senado, pero hay ministros que no fueron durante un mes. A veces, se discuten temas en los que no tiene injerencia y, por eso, no va”, la defienden sus leales. El diálogo con Milei, aseguran, estaba prácticamente cortado. La receta que aplicó Villarruel para negociar con los referentes de la oposición en el Senado despierta reproches en la tropa ultramileísta. Especulan con que pergeña un proyecto propio y que le factura a Milei que la haya apartado de las áreas de Seguridad y Defensa antes de la toma de posesión. Los aliados de la vice, en cambio, consideran que requiere hacer equilibrio para mantener el control de la “casa” y garantizar los apoyos de la UCR, Pro y Provincias Unidas, socios clave para el oficialismo a la hora de aprobar leyes en el Senado. “Victoria no tiene ánimo de competir con Milei. Al contrario, todo lo que hizo fue para fortalecer al Presidente y lograr los objetivos del Gobierno. ¿Cómo conseguimos el número sin un vínculo con los aliados?”, argumentan los escuderos de Villarruel. Mauricio Macri, jefe de Pro, suele definirla como un “un cuadro político”.
En el primer piso de la Casa Rosada especulan con que no habrá un contraataque directo de Villarruel después de la sorpresiva ofensiva de Milei. Con Guillermo Francos, jefe de Gabinete, a la cabeza, buscan bajarles el tono a los dichos del Presidente. “Si contesta, no va a atrever a ir contra Javier. En todo caso, le va a pegar a Karina o Santiago [Caputo]”, presumen en las filas de LLA.
La vicepresidenta quedó bajo fuego por las sospechas que generan en la cúpula del Gobierno sus movimientos autónomos en el tablero político. No solo provocó disgustos que se haya desmarcado de la decisión de Milei de impulsar el pliego del controvertido juez Ariel Lijo para ocupar una vacante en la Corte Suprema o la apertura al diálogo con el Reino Unido por Malvinas. En la mesa chica del Presidente también se molestaron por el acto que organizó Villarruel en el Senado para recordar a víctimas de las organizaciones guerrilleras, como Montoneros, o la colocación del busto de Isabel Martínez de Perón. “Un gobierno de esas características, que derivó en el ‘Rodrigazo’, no es un modelo a seguir. Tampoco es razonable hacer una reivindicación de alguien que creó la Triple A”, fustigó Milei.
Red de apoyos
Ya sin el diputado nacional Guillermo Montenegro, uno de los legisladores de LLA que visitaron a represores en la cárcel de Ezeiza, como su armador y brazo ejecutor, Villarruel no tiene una amplia red de apoyos ni respaldos políticos de peso. Una figura que gana terreno en el círculo de confianza de Villarruel es Emilio José Viramonte Olmos, excónsul de Dinamarca y Suecia en Córdoba. Viramonte tiene una estrecha relación con la vice desde hace años y asumió recientemente como asesor en el Senado. Por caso, suele ser uno de los interlocutores con Caputo, el asesor todoterreno de Milei.
Para las tareas diarias Villarruel se recuesta en sus asesores y colaboradores en el Senado, como Guadalupe Jones, Agustín Giustinian o María Laura Izzo, entre otros, y en un grupo de jóvenes que cobraron protagonismo en la Cámara alta. Se trata de los integrantes de la agrupación La Derecha Argentina, que lidera el titular de la Agencia de Atención Ciudadana, Juan Martín Donato. El espacio aglutina a los fieles de Villarruel que suelen pulular por el despacho de la titular de la Cámara y, sobre todo, a sus militantes en las redes sociales. Por ahora, no tienen una construcción territorial ni cuentan con poder de fuego dentro de la galaxia libertaria o los sectores juveniles que acompañan a Milei. Se presentan como “la juventud” de Villarruel. Pero la vice prefiere llamarlos los “villarruelines”.
Donato provoca resistencias entre los cuadros técnicos del Senado. No solo le achacan falta de formación, sino su actitud “altanera”. Las quejas llegaron a oídos de la vice, quien defendió a su soldado. Cerca de ella lo consideran un buen estratega.
“Es ‘el Gordo dan’ de Villarruel”, bromea un radical que transita los pasillos del Palacio. Según fuentes parlamentarias, Donato incorporó a otros militantes de La Derecha en la dirección. Otros recalaron en cargos de comisiones.
Donato tiene un perfil activo en las redes, donde sube fotos junto a Villarruel en el Senado o durante las visitas de la vicepresidenta a las provincias. Anoche, recogió el guante después de que Milei criticara a su jefa política. “Por 3% no ganó el hijo de puta de [Sergio] Massa en primera vuelta. Qué ganas de hinchar las pelotas y subestimar el voto popular”, escribió el funcionario del Senado y referente de La Derecha.
En el entorno de la vicepresidenta también gravitan la directora de Asuntos Jurídicos, Grisela Alejandra García Ortiz, que supo estar cerca de José Torello, íntimo de Mauricio Macri, o el director de Recursos Humanos, Gonzalo Izurieta. “No hay una mesa política ni una ‘guardia pretoriana’”, repiten allegados a la vicepresidenta.
Hasta ahora, Bartolomé Abdala, presidente provisional del Senado, optó por el silencio. En cambio, el jefe de bloque de LLA, Ezequiel Atauche, dijo que Villarruel “ha venido trabajando para los objetivos del Gobierno dentro del Senado”, aunque reconoció “rispideces”. Sus dichos no cayeron bien en el entorno de la vice. Es que Atauche aclaró que las cuestiones políticas las define con Karina Milei y que Villarruel cumple un rol institucional. “Tratan de dañarla con esto”, dice un libertario que tiene diálogo frecuente con Milei.
Entre tanto, Paoltroni, que fue desterrado por cuestionar la elección de Lijo y desafiar a Caputo, se prepara para lanzar un espacio propio con miras a 2025. Planea presentar el próximo 17 de diciembre una confederación nacional de partidos con la intención de conformar una fuerza “republicana para garantizar las ideas de la libertad”. Asegura que intenta lograr una expansión capilar en los distritos más poblados del país para competir el año próximo. “Este es mi armado; Victoria no está detrás de esto”, remarca el senador, quien apuesta a sumar a su agrupación a la abogada María Eugenia Talerico, exvicetitular de la UIF, y al economista Gustavo Lázzari.
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