«Todos reconocemos que estamos en un mundo muy muy distinto al que estábamos en diciembre», ha admitido Pascal Donohoe, el presidente del Eurogrupo tras la reunión de ministros europeos de economía y finanzas de la zona euro (Eurogrupo), certificando que muy probablemente los países de la zona euro tendrán que renunciar a la disciplina fiscal para garantizar su propia seguridad, dada la inestabilidad geopolítica.
El pasado diciembre, los miembros de la eurozona firmaron una declaración en la que se comprometían a una política fiscal “contractiva”, es decir, a gastar menos. Lo hicieron con la inflación todavía en cotas elevadas y con la intención de reducirla. Pero la situación ha cambiado notablemente, en gran medida debido al viraje en la política exterior de Estados Unidos y la amenaza de una guerra comercial.
“La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia sigue generando incertidumbre y supone un grave desafío para la economía y la seguridad de Europa. Además, parece que ya no podemos confiar en socios estratégicos, ni siquiera para nuestra seguridad,” ha dicho el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, en clara referencia a Washington. A pesar de que la economía europea sigue creciendo, la incertidumbre es cada vez más importante.
“Comprensiblemente, los estados miembros y la Unión Europea tienen que hacer ahora inversiones adicionales para mantenerse a salvo”, ha reconocido Donahoe. El presidente del Eurogrupo ha defendido la postura acordada en diciembre, pero al mismo tiempo entiende que en estas circunstancias, buena parte de los países tendrán que gastar más. También, que la prosperidad depende en gran medidas de la seguridad.
La Comisión Europea presentó la pasada un plan para rearmar Europa. El ejecutivo comunitario ha propuesto -con el respaldo de los Veintisiete- hacer uso de la cláusula de escape nacional del Pacto de Crecimiento y Estabilidad. Así, los gobiernos podrán invertir en equipamiento militar sin que esto repercuta en el cálculo del déficit y la deuda a efectos de las reglas fiscales, que ponen el límite en un 3% y un 60% respectivamente. El presidente del Eurogrupo ha destacado en cualquier caso que el uso de esta herramienta será “controlado y coordinado” para evitar poner en riesgo la sostenibilidad fiscal a medio plazo.
Además, Bruselas ha propuesto un instrumento financiero por valor de 150.000 millones de euros en préstamos, usando el presupuesto comunitario como garantía. Dombrovskis ha dicho que las propuestas legislativas llegarán en cuestión de semanas. Dombrovskis ha reconocido que es una cuestión de seguridad y no macroeconómica lo que justifica desviarse de las políticas de ajuste para gastar más.
El plan de la Comisión pasa en gran medida por el aumento del gasto nacional. El ejecutivo comunitario espera movilizar con el uso de la cláusula de escape en torno a 650.000 millones de euros en cuatro años. Sin embargo, algunos países consideran que al tratarse de capacidades que contribuyen a la seguridad colectiva, deberían pagarse con fondos europeos.
Según el director del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Pierre Gramegna, esta es también la opción preferida de los mercados. “Los mercados se preguntan cómo se va a financiar este gasto extra y ven la financiación europea común como una mejor herramienta que aumentar la deuda a nivel nacional”, ha dicho Gramegna tras la reunión del Eurogrupo. Al mismo tiempo, el MEDE reconoce la “necesidad crítica” de aumentar el gasto en defensa dada la situación actual.
También el Consejo Europeo llamó el pasado jueves a la Comisión a seguir explorando vías de financiación. La presidenta, Ursula von der Leyen, admitió el pasado domingo que ninguna opción está “fuera de la mesa”, pero de momento el foco está puesto en avanzar las medidas que ya están encima de ella.
Guerra comercial
Este lunes, el comisario de Comercio, Maroš Šefčovič, se ha reunido con su homólogo surcoreano Cheong In-kyo para cerrar un acuerdo comercial para el intercambio de servicios y bienes en el ámbito digital. Bruselas continúa así una política centrada en estrechar lazos económicos y comerciales con socios de todo el mundo, ante la amenaza de una una guerra comercial que ya da por segura.
Šefčovič viajó hace unas semanas a Washington para reunirse con el asesor económico de Trump, Kevin Hassett, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante de Comercio, Jamieson Greer. Pero esos contactos no han dado sus frutos. “Una mano no puede aplaudir sola”, ha dicho el esloveno en rueda de prensa, “y la Administración de EEUU no parece estar comprometida con lograr un acuerdo”.
Aunque ha dejado la puerta abierta a la negociación, Bruselas da por hecho ya que el próximo miércoles 12 de marzo los aranceles de un 25% sobre las exportaciones europeas aluminio y el acero con los que amenazó el presidente Donald Trump entrarán en vigor. “Estados Unidos mira por sus intereses, pero también la Unión Europea”, ha dicho Šefčovič insistiendo una vez más que la Comisión responderá para proteger los intereses de las empresa y los consumidores europeos.