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River no tiene «dos equipos»

Cuando River hizo el rimbombante doble mercado de los 50 y pico de millones, volvió a escucharse un lugar común del fútbol que la realidad, casi siempre, no hace más que desmentir: “Tiene dos equipos”. Nadie tiene “dos equipos” aunque, desde luego, es mejor contar con alternativas en un plantel como las que disponen River, Boca o Racing que aquellas con las que se tienen que arreglar, con todo respeto, Aldosivi o Sarmiento de Junín.

Pero lo que no toma en cuenta aquella sentencia de los “dos equipos” es que cuando los que juegan saben que no son los titulares y saben que entran porque el objetivo de ese día es inferior al que está forzando a rotar jugadores, su rendimiento es bajo.

Una cosa es tener un team base y muy buenos suplentes para cuando faltan dos o tres titulares, y otra es que esos suplentes sean la mayor población del equipo.

Uno podría pensar que motiva la oportunidad de obligar al técnico a considerarlos en la formación para las grandes citas. Pero lo que se ve es indiferencia, desconcentración, flojera para trabar o pelear duelos aéreos, pases y gambetas displicentes que devienen pérdida de la pelota, lentitud para llegar a los cruces, con el correlato de que defienden mal las pelotas paradas y se pasan el partido dándole al rival tiros libres vecinos al área para que las practiquen.

Del otro lado de la línea de cal, Marcelo Gallardo pone caras, maldice para sus adentros, mira el cielo, piensa cómo va a explicar en conferencia lo que está viendo (ayer prefirió ni explicar nada), y no logra llegarles a sus jugadores, algo que fue su gran capital en los siete primeros años de su inolvidable ciclo anterior.

Y, como si en vez de haberse ido unos meses a Arabia se hubiese alejado por un siglo, parece sorprendido de la intensidad con que sus rivales le disputan los partidos. Que es exactamente la misma de sus tiempos dorados.

Gallardo pone caras, como si no pudiera creer lo que ve (Foto Marcelo Carroll).

Pavada de suplentes. Pero cuando juegan muchos juntos, no se lo toman en serio (Fotobaires).

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