En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), Emmanuel Álvarez Agis sostuvo que el esquema de flotación de bandas es una decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tiene como objetivo frenar el carry trade y acumular reservas. Según el economista, el techo del dólar a 1.400 pesos podría permitirle al Gobierno “comprar un veranito”, aunque advirtió: “Con el FMI monitoreando esto, va a ser complejo que ese verano dure hasta las elecciones”.
Emmanuel Álvarez Agis es economista y actualmente dirige el área de macroeconomía de la consultora PXQ, de la que es socio fundador. Entre 2013 y 2015 fue viceministro de Economía de la Nación. También se desempeñó como subsecretario de Programación Económica. Es egresado de la Universidad de Buenos Aires en Economía, con máster en Economía en la misma casa de estudios y tiene un posgrado en Opinión Pública y Comunicación Política en FLACSO. Además, fue profesor de Economía en varias universidades nacionales, investigador y asesor de las Naciones Unidas en el área de macroeconomía.
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En una entrevista dijiste que el gobierno “cambió de caballo a mitad del río”. Pocas veces tuve tantas ganas de escuchar un balance tuyo. Danos tu perspectiva de lo que está pasando y, a tu juicio, lo que creés que va a pasar a partir de los anuncios del viernes pasado.
Yo decía que el Gobierno cambió de caballo a mitad del río porque el Presidente que nos decía que el tipo de cambio iba a converger a los 600 pesos y hoy tenemos un esquema de banda de flotación con un piso en 1.000. El Presidente nos decía que iba a salir del cepo cuando la inflación fuera cero, pero fue del 3,7% y, según el Gobierno, esto es una salida del cepo. Sobre todo, el Presidente decía que todos los males de la Argentina se podían resumir en el déficit fiscal, lo que nos obligaba a endeudarnos y nos llevaba a crisis. Hoy tenemos superávit fiscal emisión monetaria cero y llegamos contrarreloj a pedirle nuevo endeudamiento al Fondo Monetario Internacional. Me da la impresión de que el nuevo esquema cambiario que tenemos y el acuerdo con el Fondo es una confesión del fracaso del programa del Gobierno.
Obviamente, hay que separar un poco la realidad de la retórica del Gobierno porque este es un Gobierno que festeja cuando va ganando, y lo más llamativo es que también festeja cuando va perdiendo. Tal vez uno ahí se pierde un poco, porque los funcionarios plantean esto como la fase tres del programa, y como el gran éxito. Pero si uno le presta atención a cómo venía explicando el programa económico, tanto el Presidente como el ministro de Economía, esto es un giro.
Dicho eso, porque no me interesa mucho decir “vos dijiste A y pasó B”, creo que es un esquema más realista y que asume que el tipo de cambio se atrasó. Te acordarás de los insultos que hemos recibido los economistas por decir que el tipo de cambio estaba atrasado y que hay que plantear un esquema un poquito más flexible para permitir que el tipo de cambio se acomode en un nivel más alto. Sobre todo, no solo producto de las inconsistencias del propio programa de Milei, sino de algo de lo cual el Gobierno no es culpable, sino víctima del nuevo contexto internacional porque estamos viendo movimientos como no se veían en décadas.
Mencionamos en una entrevista reciente que Orlando Ferreres había previsto que la inflación iba a bajar a tener un 1% para las elecciones y luego iba a tener un salto del 7% para noviembre, porque él imaginaba que allí iba a haber este proceso de liberación del cepo. Hay muchos ejemplos de cinco meses antes de las elecciones, positivos y muchos negativos. Los positivos son el Plan Austral de Alfonsín o la convertibilidad de Menem. ¿Este adelantamiento es bueno para la Argentina, porque si se hubiera producido en noviembre terminaría siendo peor, y es malo para La Libertad Avanza porque le va a quitar votos en octubre?
El cambio es producto de que el Fondo Monetario decidió no jugar el juego del Gobierno, decidió no poner plata para que el Gobierno siguiera vendiendo dólares baratos para controlar el valor del dólar, y con eso, la inflación. Entonces, me parece que es evidente que el Fondo ha obligado al Gobierno a un esquema que lo lleva a asumir más riesgo.
Ahora, acá hay un detalle que es importante tomar en cuenta. Argentina está en lo que suele ser el mejor trimestre donde viene la cosecha del campo. Ese trimestre ya empezó, y el Gobierno estaba bastante contra las cuerdas. Entonces la pregunta es por qué, si ya entramos al segundo trimestre, no estábamos acumulando dólares. La respuesta es porque al Gobierno se le rompió el esquema de carry trade. Se le rompió el esquema de tener un dólar fijo en el horizonte que le permitiera a los inversores vender sus dólares, pasarse a pesos, devengar una tasa de interés en pesos que está por encima de lo que el dólar se va a devaluar y, de esa manera, ganar dinero en moneda dura.
Este esquema de bandas tiene por objetivo evitar el carry trade. Ya hemos visto durante el gobierno de Macri que este mismo ministro apostó varias veces al carry trade. El primer carry trade de Caputo duró dos años y tres meses. Arrancó en 2016 y llegó hasta marzo del 2018. Después vino la crisis con el Fondo, y en un interín volvieron a reeditar el carry trade cuando pusieron el techo al dólar con 5.000 millones de dólares y lograron construir una pared, pero eso duró unos tres o cuatro meses.
Yo creo que la apuesta ahora es parecida. La apuesta es mostrarle a los inversores que tienen un techo en el dólar en 1.400 pesos, y que el Gobierno tiene un montón de reservas para defender ese techo, que eso lleve a los inversores a vender dólares, que eso aprecie la moneda, nos ponga cerca del piso de la banda de flotación y, al mismo tiempo, genere una mayor demanda de pesos porque si veo que el dólar no puede pasar de 1.400, yo me compro instrumentos atados al peso que me permitan ganar, teniendo en cuenta que tengo un dólar físico en 1.400.
Entonces, paradójicamente, el Gobierno puede comprar un veranito, el tema es si dura hasta las elecciones o no. Mi impresión es que, con el Fondo monitoreando esto, va a ser complejo que ese verano dure hasta las elecciones. Y el Fondo, como conoce estas cosas, le ha dicho que para el próximo desembolso, que es en junio, tiene que acumular dos mil millones de dólares de reservas.
Mi impresión es que las chances de reeditar ese veranito, que siempre está armado o montado en un carry trade, hoy son más acotadas. Si el dólar se acomoda más cerca del piso, al Gobierno le va a ser complejo acumular reservas y entonces el Fondo va a empezar a decir que se está por incumplir el programa. Si el dólar se acomoda más cerca del techo, obviamente va a poder comprar reservas, pero la población va a tener que pasar el mal trago de que suba la inflación y caiga la actividad.
Este plan, ¿es del Fondo o este plan es de Caputo? ¿Caputo cambió de caballo o, en realidad, la Argentina cambió de ministro?
No, no hay forma de decir que este plan era el plan de Caputo cuando el Presidente estaba diciendo que iba a salir del cepo el 1 de enero de 2026 y cuando el Presidente decía que cuando la inflación bajara iba a devaluar 0%. Este es un Gobierno que tiene como lema “todo va acorde al plan, no importa lo que pase en la realidad”. Por eso digo que la retórica es súper extraña. Uno ve que el Fondo tiene que intervenir esta economía para salvarle las papas al Gobierno y los funcionarios festejan.
Yo entiendo el punto. A mí me tocó pasar por la función pública y no es que uno puede ser del todo sincero de cara a la población con cómo van las cosas, porque a veces es peor, porque uno termina asustando. Cuando un número les da bien, empiezan a insultar a periodistas, economistas, políticos, y después, cuando un número les da mal, los insultan con el doble de intensidad.
Te lo pongo por la inversa. Cuando las cosas van acorde con el plan de un gobierno, salvo que el plan sea una crisis económica, no se toman un avión, bajan en Washington y le dicen al Fondo Monetario: “Hola, quisiera que nos den su apoyo con este plan económico que sale todo bien”. Cuando un plan económico sale bien, no vas al prestamista de última instancia para los países, que es el Fondo Monetario Internacional. En un mes vendimos casi 2.000 millones de dólares de reservas y vino el Fondo. A las pruebas me remito. Es muy difícil decir que este era el plan del Gobierno. Eso no tiene ningún asidero.
Siguiendo con tu metáfora del cambio de caballo, mi pregunta es si, en realidad, el verdadero cambio de caballo no es que el ministro cambió de caballo, sino que Milei cambió de caballo y que ahora, en lugar de ser el plan de Caputo, es el plan del Fondo Monetario Internacional. ¿Entre una cosa y la otra, termina siendo un mal menor?
Sí, estoy de acuerdo. Mi problema es que no hayamos cambiado el caballo y hayamos pasado a un petizo porque estamos cruzando un río, así que es importante ver si el programa puede aguantar o no puede aguantar. Mi impresión es que este programa está diseñado para poder corregir los errores del programa de Milei y de Caputo, pero esos errores se corrigen con devaluación.
Parte de los problemas de la economía argentina es que los políticos han entrado en una dinámica en la cual creen que es imposible darle malas noticias a la población. Lula viene de devaluar 24% el real. Es una mala noticia, porque la inflación tocó un pico el mes pasado y la actividad se lastimó. Pero, a veces, cuando tenés en Estados Unidos una persona que desata una guerra de monedas, no te queda otra y uno tiene que enfrentar esos problemas.
El Gobierno podría haber dicho: “Miren, teníamos un programa, las cosas no salieron como esperábamos, en el medio cambió drásticamente el escenario internacional para la economía y acá hay otro programa que diseñamos con el Fondo”. En vez de decir eso, te dicen que es la fase tres, como si hubiese un hilo de continuidad entre lo que el Gobierno arrancó a hacer y lo que están haciendo.
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¿Esta es la fase tres de un programa que termina en la dolarización en la fase seis o siete? No. Ya viste que teníamos un Presidente que iba a dolarizar y que decía que el peso era excremento y acá estamos, tratando de que el peso se fortalezca. Entonces no hay forma de decir que este era el plan. Lo que sí creo es que el Gobierno tiene un espacio para tratar de seguir mejorando la economía de cara a las elecciones. Si hace eso, se va a comprar un problema con el Fondo en el corto plazo y un problema económico a mediano plazo, después de la elección.
Espero que el Gobierno apechugue y diga: “Muchachos, toca devaluar. Vamos a hacer lo imposible porque esto no se traslade a precios. Si se traslada a precios, vamos a reforzar el gasto en los segmentos donde llega la población más débil”. Este Gobierno ha hecho esto, y lo ha hecho muy bien con la dinámica de la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar. También tendrán que tratar de pasar este mal trago que nos hace vivir Trump a todos los habitantes del mundo. No me gustaría estar en los zapatos del Gobierno con una política arancelaria y comercial como la que está llevando Estados Unidos a cabo en este momento.
Con el 1% de corrección de la banda llegarías a diciembre con un dólar de 1.500 en el techo. ¿Alcanza?
Cuando vos mirás las bandas, las bandas corren por abajo de la inflación prevista para los próximos seis meses, es como un sendero en el cual el tipo de cambio se va a seguir abaratando. Mi especulación es que este programa de bandas es transitorio. Me parece que cuando uno extiende las bandas hasta diciembre, omite el detalle de que en el medio hay elecciones, y que tal vez, post elecciones, el Gobierno decida cambiar drásticamente la política cambiaria.
Mi foco hoy es que este mes el dólar se estabilice en algún lugar en el medio de la banda. Si se estabiliza cerca del piso, lejos de ponerme optimista, me voy a poner pesimista, porque creo que el Gobierno se va a entonar con esa victoria a corto plazo y va a generar un problema posterior. Después de ese mes, quedan dos meses donde hay que surfear y tratar de que la economía no vuelva a entrar en un sendero de apreciación cambiaria.
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