El Córdoba CF se adentra en la recta final de la temporada con una certeza que ya pocos discuten: el equipo ha perdido fuelle por fuera. Literalmente. Lo que antes era un motor y desahogo por banda se ha convertido en un problema de fondo que lastra su propuesta ofensiva, al igual que pone ciertas trabas -en el sentido de que se espera más- a sus aspiraciones de alcanzar el play off. Y lo hace, además, en un momento en el que no caben más pasos en falso para los de Iván Ania. El sábado, en el Elda (16.15 horas), aguarda el Eldense. Y lo hará con una ausencia que retrata a la perfección el estado actual de los costados blanquiverdes: Carracedo, sancionado, no estará. Y tampoco hay demasiado con qué reemplazarlo.
Es la enésima evidencia de que las bandas no terminan de funcionar en esta fase de la temporada. Algo que, por contexto, se convierte en una paradoja difícil de digerir: los extremos y los laterales eran una de las señas de identidad de este equipo y santo y seña del estilo tan característico que ya hace casi dos temporadas inculcó Ania. Lo fueron el pasado curso y lo fueron también en el arranque de esta campaña en Segunda. Pero desde hace semanas, esa electricidad que tanto caracterizaba al equipo se ha ido apagando. Y la causa, como casi siempre, no es una sola.
Una planificación con flancos cojos
Desde el verano, el guion ya venía con tachones. El Córdoba CF arrancó la Liga con solo cinco futbolistas específicos para las cuatro posiciones de banda: dos extremos, tres laterales. En lo demás, ningún plan alternativo real, solo piezas versátiles que podían tapar el agujero puntualmente. José Calderón y Carlos Albarrán eran fijos de inicio en defensa, con Carlos Isaac como reserva; Carracedo y Adilson Mendes cubrían la otra banda con soluciones más intermitentes; y poco más. Ni Jacobo González, Magunazelaia ni Ander Yoldi fueron fichados para jugar abiertos, sino más bien para actuar por dentro. Y Adilson Mendes, que sí era extremo puro, se lesionó en febrero y no volverá este curso. Desde entonces, todo ha sido parcheo.
El mercado invernal mejoró el centro del campo y reforzó la defensa, sí. Pero las bandas quedaron intactas. Como si ahí no hiciera falta mirar. Como si el desgaste no existiera. Pero claro que existe. Y más cuando se juega con tanta exigencia y sin rotaciones de garantías -muestra de ello es que habitualmente Ania se deja sin agotar los cinco cambios disponibles-. Los números avalan a varios de los protagonistas, como en el caso de Carracedo, con tres tantos y nueve asistencias; o de Jacobo, que suma seis dianas y otros cuatro pases de gol, aunque las sensaciones generales no siempre se acoplan del todo a las estadísticas.
Iván Ania, junto a Magunazelaia y Carlos Isaac en la sesión del miércoles. / Manuel Murillo
Varios sin confianza
La situación de Calderón también es reveladora. El lateral izquierdo, que partía como pieza clave, ha ido perdiendo presencia hasta quedarse en el banquillo. Ania no termina de confiar en él y ha optado incluso por colocar a Carlos Albarrán a banda cambiada para subsanar la sangría por el costado zurdo. Desde la jornada 22 no entra en juego el paradeño dentro del once, tras su expulsión ante el Almería, si bien dejó buenas sensaciones durante su breve intervención en la cita ante el Oviedo. Aunque está claro: esa esencia del Córdoba CF, que volcaba gran parte de su filosofía en la mordiente de los laterales y los extremos, ha perdido mucho empaque.
Tampoco están ganándose el favor del técnico asturiano dos de los futbolistas de ataque cedidos este curso en El Arcángel: Yoldi y Magunazelaia. El primero, que brilló hace apenas un año con el Osasuna Promesas en Primera RFEF, dejó un buen arranque liguero, aunque pronto fue desdibujándose en los esquemas del equipo. Suma dos goles y es el revulsivo por excelencia del plantel, habiendo entrado con la segunda unidad en 27 ocasiones, pero no ve puerta desde la quinta fecha del calendario. Parecida es la situación del eibarrés, procedente de la Real Sociedad, que ha entrado intermitentemente en los planes del bloque desde su llegada.
No termina de romper el vasco, eso sí, dedicado más a la zona interior que a la banda izquierda estrictamente, en la que ha actuado de forma puntual y también sin llegar a convencer del todo.
El corrillo inicial del cuerpo técnico antes del entrenamiento de este miércoles. / Manuel Murillo
En el sprint final
Así llega el Córdoba CF a este tramo decisivo: con un centro potente y orillado por los costados. Por momentos se echa en falta algo más de desborde, más profundidad o mejor precisión en los centros. Y sin eso, cuesta construir victorias. Lo saben en el vestuario, lo sabe Ania, lo sabe la grada y solo quedan seis finales para soñar con algo más que la mera permanencia. Que ya tiene su mérito, sea dicho.
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