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La crisis en Wall Street puso en alerta a Caputo por su impacto en la brecha y la inflación

Como nunca, los funcionarios del equipo económico estuvieron pendientes a los monitores de las agencias internacionales, que el viernes último replicaban los fuertes repliegues en los mercados globales.

Las caídas en las cotizaciones de los activos involucraron a mercados como el japonés y a Wall Street. La volatilidad atravesó Asia y Europa. Hubo distintos motivos, pero con una reacción adversa muy parecida.

Las turbulencias en los mercados internacionales ponen bajo estrés a la gestión de Luis Caputo.

Es justo lo contrario de lo que necesitaba el ministro. Caputo les había sugerido a los principales operadores del mercado porteño que buscaba una reducción sensible de la brecha cambiaria, impulsada por una desaceleración inflacionaria.

Antes del fin de semana, en algunas de las compañías que estuvieron presentes en el quinto piso del Palacio de Hacienda se preguntaban si la estrategia oficial no debería revisarse cuanto antes.

Plan de Luis Caputo: ¿hay cepo para rato?

La volatilidad en el mundo no es una buena noticia para Caputo. Al revés de lo que sucedió cada vez que la Argentina convivió con un cepo, y las noticias del exterior tenían poco o nulo impacto financiero, ahora es diferente.

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La crisis en Wall Street puso en alerta a Caputo: ¿impactará en la brecha y la inflación?

El Gobierno necesita de un escenario global a favor para desarmar el cepo y liberar las regulaciones cambiarias.

La presión desde el exterior provoca tensiones en el mercado cambiario, sobre la brecha. La baja en los precios de los bonos tampoco ayuda. Con un «riesgo país» en torno de los 1.600 puntos, la vuelta a los mercados resulta imposible.

El propio ministro les dio a entender a los agentes del mercado que su prioridad no pasa por sacar el cepo. Al menos eso no va a ocurrir en el corto plazo.

La lectura del mercado es que el Gobierno tiene margen para sostener el actual status por lo menos hasta fin de año. Quitarlo antes de tiempo supondría una devaluación de gran magnitud, que volvería el escenario a foja cero.

El diagnóstico del Banco Central: inflación estimada

En una presentación reciente realizada por Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, puso sobre la mesa la jugada de fondo del Gobierno.

Según Werning, la rentabilidad de las empresas se encuentran en máximos históricos mientras que los salarios, por el contrario, se mantienen en niveles disminuidos.

En ese contexto, creen desde el BCRA, las compañías privadas tienen margen para bajar los precios, en la magnitud necesaria para que la economía argentina gane competitividad sin necesidad de una devaluación.

Ese diagnóstico es el que mueve a Caputo a seguir presionando para lograr una baja en los márgenes de las empresas. Ya se lo reclamó a las fábricas de alimentos y acaba de repetirlo ante las grandes cadenas de supermercados.

La estrategia del Palacio de Hacienda se enfoca hacia una desinflación tal que el IPC aterrice a 0% antes de fin de año. Por ahora, en las consultoras repiten esa posibilidad, pero no le adjudican mayores posibilidades. El optimismo, en todo caso, no da para tanto.

Demanda de dólares récord

La cautela de los financistas y economistas se entiende: los últimos datos que surgen del Banco Central dan cuenta de una demanda de dólares muy elevada. El nivel más alto desde que Javier Milei es Presidente.

El último informe de PPI (Portfolio Personal Inversiones) lo estima así: «Hay una demanda privada récord que no logra ser compensada por la oferta de los exportadores, la cual se desaceleró al menor nivel desde principios de enero. Nuestro proxy de demanda se ubica en un promedio de u$s202 millones en los últimos 20 días, cerca del máximo de la administración Milei de u$s210 millones el 2 de julio».

En el mismo sentido va la tendencia de gastos en dólares en el exterior. El último informe de la consultora 1816 ya da a esas erogaciones en los máximos desde que Milei es Presidente.

Si el Gobierno quisiera unificar a un tipo de cambio de $1.100, esa cuenta empeoraría notablemente. Por ahora, recuerda 1816, la mayor parte de los gastos en el extranjero se liquidan en el MEP, sin afectar las reservas. Algo que no sucedería si se unifica a un tipo de cambio bajo.

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