El kirchnerismo y la Casa Rosada comenzaron a bailar los primeros compases del minué alrededor de los pliegos de Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Los dos bloques peronistas en el Senado -Unidad Ciudadana y Frente Nacional y Popular- ya pasaron el mensaje esta semana: están esperando que el Gobierno los vaya a buscar y tienen la expectativa de que haya algo más, además de los dos pliegos, que los motive a dar sus votos, imprescindibles para alcanzar los dos tercios.
Ese “algo más” podría ser, entre otros elementos, la ampliación del máximo tribunal. La gestión de Javier Milei está dispuesta a sumar miembros a la Corte. La duda tiene que ver con los tiempos.
“Entran estos dos y charlamos lo que quieran”, dijo a LA NACION un importantísimo miembro del Gobierno que tiene injerencia en la discusión en torno a la Corte. Como siempre que tiene que encarar una negociación, la gestión de Milei intenta forzar los posicionamientos y pide demostraciones de buena fe a la oposición. Es una táctica retórica para enmarcar la discusión, que eventualmente después podría abrir paso a un “toma y daca”, como el que se vio con la ley Bases.
De hecho, un importante funcionario reconoció esta semana: “Ampliar la Corte es un tema a estudio. No descartamos ello”.
El kirchnerismo advirtió, tanto en charlas reservadas como a viva voz, que el Poder Ejecutivo es el que tiene que mover las fichas primero y hacer un ofrecimiento más amplio.
“Hay muchas cosas que se pueden hablar. Podría ser otro juez de la Corte, leyes para la gente. Están las puertas abiertas”, dijo el miércoles el senador Mariano Recalde. Difícilmente el sector que responde a Cristina Kirchner suelte semejante información sin premeditación. Recalde también advirtió: “Así como están, los pliegos de ambos jueces no van a ser aprobados”.
Por su parte, el senador formoseño José Mayans, que es el titular del Frente Nacional y Popular, dio a entender que es necesario que la Casa Rosada vaya a tocar la puerta de la oposición en el Senado. Días atrás, dijo a LA NACION: “Le sugerí al bloque no firmar el dictamen, que las firmas las ponga el Poder Ejecutivo, porque a nosotros no nos habló nadie”.
Los senadores que tienen terminal en la expresidenta se lo dijeron en la cara a algunos de sus pares libertarios. “Nos dijeron que esto así no se hace, que hay que hablar antes de votar”, reconoció un miembro del bloque de La Libertad Avanza en el Senado. Hasta ahora, el único que se mostró movedizo para juntar los votos fue el propio Lijo.
La estrategia de la negociación -así como también todo el “plan Lijo” desde el principio- está en manos del asesor presidencial Santiago Caputo. Su brazo operativo para los temas tribunalicios es el viceministro de Justicia, Sebastián Amerio. Por estas horas Amerio debía definir cómo mover las fichas del oficialismo esta semana. El miércoles es la audiencia de García-Mansilla frente a la Comisión de Acuerdos. La idea, a priori, sería buscar dictamen para ambos pliegos apenas esté superada la comparecencia del jurista y decano de la facultad de Derecho de la Universidad Austral.
En la Casa Rosada están convencidos de que los dos tercios para Lijo ya están. “Ariel tiene los votos, el tema es García-Mansilla, que todavía no los tiene”, reconoció un ladero de Milei. El Gobierno no se baja de la estrategia de “los dos o ninguno” porque -según asegura- su mayor interés es que ingrese al máximo tribunal García-Mansilla, que sintoniza con el ideario liberal.
La idea de la ampliación de la Corte comenzó a formar parte de las conversaciones en el Poder Ejecutivo desde hace al menos dos meses. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es uno de los más entusiastas y lo mismo opina el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, que infructuosamente, al inicio del año, hizo un trabajo para postular a candidatas mujeres. Había puesto el ojo en algunas camaristas del interior, pero de un momento a otro se desayunó con el plan para cambiar el eje del poder del máximo tribunal a través de Lijo, apadrinado por Ricardo Lorenzetti. En el Gobierno algunos hablan de llevar a la Corte a siete miembros y otros mencionan el modelo norteamericano de nueve integrantes.
Un referente del kirchnerismo que tiene llegada a Cristina Kirchner en lo referido a la cuestión judicial dijo a este medio: “Nosotros vamos a seguir en modo no comments hasta ver qué hace el Gobierno y si agranda el combo, o no. Si ellos habilitan el tema de la ampliación de la Corte es otro cantar”. Parte de la negociación podría ser también la Procuración General y los juzgados vacantes de Comodoro Py y otros tribunales sensibles.
Caputo no estuvo esta semana en Buenos Aires, mientras crecía la expectativa para que aceitara un canal de negociación con el kirchnerismo. Cerca del asesor presidencial dicen que él, por caso, conoce a Eduardo “Wado” De Pedro y que ambos ya tuvieron “alguna charla” en el pasado, por lo que solo sería cuestión de levantar el teléfono. Cerca de Wado lo desmienten y dicen que ellos jamás hablaron. Los dos tienen un contacto en común: Guillermo Garat, vicepresidente de Relaciones Institucionales de YPF y otrora socio de Caputo en la consultoría política, asesoró a De Pedro en la campaña del 2023.
La otra parte de la discusión tiene que ver con cómo son presentados los candidatos de cara a la sociedad ¿Lijo es el candidato del Gobierno o del kirchnerismo? Tal como publicó LA NACION, el PJ pretende que el Presidente diga claramente que él es su postulante. Esto significaría que, si se discutiera la ampliación de la Corte, el peronismo no querría que le facturen a Lijo como propio y pediría por otros nombres.
Ayer Milei dijo que Lijo “conoce todo el sistema interno y la dinámica del Poder Judicial”. “Nadie puede competir con Lijo, es el único que puede viabilizar la reforma que necesitamos hacer”, agregó. Ahora que se acercan las definiciones, el Presidente defendió la candidatura del magistrado de Comodoro Py con mayor convicción que nunca.