Mientras crece la percepción del mercado sobre una postergación de la salida del cepo cambiario, el Gobierno parece dispuesto a consolidar una baja de impuestos que podría tener su punto culminante en una sorprendente reducción de retenciones al campo y la industria.
El objetivo de semejante movida, que tendría fuerte impacto político en el mundo empresarial, sería alentar la liquidación de divisas por parte del agro, fomentar una reducción de precios en bienes fabriles, y fortalecer las reservas del Banco Central.
Esta posibilidad ganó terreno en los últimos días a partir de declaraciones de distintos funcionarios de primera línea, y al trascender estudios del sector agropecuario que mencionan la posibilidad de que ingresen divisas por unos u$s8.500 millones por la soja aún no liquidada, si se mejoran las condiciones impositivas.
El tema comenzó a sobrevolar con más fuerza en los círculos empresariales tras la inauguración de la exposición rural que encabezó Milei, durante la cual el campo volvió con el pedido de rebaja de retenciones.
El campo espera con expectativa los resultados del impacto que podría generar una rebaja significativa en los derechos de exportación, comúnmente conocidos como retenciones. Son uno de los impuestos tachados por el sector agroindustrial como de los más distorsivos y que más atenta contra el desarrollo, el crecimiento y competitividad del sector.
Para el Gobierno, sería la forma de darle continuidad a la señal que el gobierno dio al empresariado con la rebaja de diez puntos en la alícuota del impuesto PAIS para las importaciones (del 17,5% al 7,5%).
En sus últimas exposiciones, el ministro de Economía, Luis Caputo, viene prometiendo continuar con la rebaja de impuestos en la medida que se afiance el equilibrio fiscal, lo cual hace crecer la expectativa de que la rebaja impositiva podría alcanzar a algunos puntos de retenciones.
La reducción de diez puntos porcentuales en la alícuota del Impuesto PAIS tendrá un impacto que ya miden las distintas entidades vinculadas al agro. En este sentido, el Gobierno publicó el lunes el decreto que oficializó el recorte en la alícuota del tributo más atacado por distorsivo, antes de hablar en la celebración del Día de la Industria por parte de la UIA.
El Impuesto PAIS significó el 6% de la recaudación total en los primeros 7 meses del 2024. La reducción de este impuesto equivale al 74% de lo recaudado por derechos de exportación durante los primeros siete meses de 2024, según un reporte de la Bolsa de Córdoba.
Según un informe que hizo el especialista agropecuario Pablo Adreani, en la última década la Argentina dejó de ganar u$s28.500 millones debido al peso de las retenciones a la soja. El cálculo se hizo sobre la base de la disminución en la superficie de siembra y producción de soja y, por consiguiente, menor mercadería para exportar.
Una de las claves está en que las retenciones desalientan la producción. Esto afectó la molienda del grano y las exportaciones de aceite y harina de la oleaginosa producidos por la industria aceitera, impactando negativamente en ingresos de divisas y en márgenes de los productores.
La baja de las retenciones a la industria y al campo podría fortalecer las reservas
De acuerdo con los cálculos de Adreani, por ejemplo, bajar las retenciones del 33 al 25% podría generar hasta diciembre próximo ventas por u$s8.600 millones por la soja de la última cosecha que aún no se vendió. La medida tendría un costo fiscal para el gobierno de u$s960 millones.
Según el reporte, podría liberar un potencial ingreso de divisas de u$s8.600 millones si los productores decidieran vender las 21 millones de toneladas de granos que aún no se han comercializado. Sería un paso clave para apuntalar con fuerza las reservas.
La baja de retenciones diversificaría la matriz productiva y agroexportadora, estabilizando el ingreso de divisas provenientes de la soja y su complejo agroindustrial, según Adreani. La producción de soja también se vería beneficiada con un aumento probable de 11 millones de toneladas para la cosecha 2025, lo que podría generar un ingreso de divisas superior a los 23.000 millones de dólares. La propuesta viene siendo fogoneada también por el titular de cámara aceitera CIARA, Gustavo Idigoras. Entre junio y julio el Banco Central no pudo acumular reservas, mientras que en agosto la acumulación fue mínima. Septiembre viene muy mal.
En la línea que pide el sector agropecuario, se produjo la eliminación de los derechos de exportación para los productos lácteos y la reducción de estos impuestos para las carnes bovinas y porcinas. Se eliminaron los derechos de exportaciones a los lácteos y se redujeron en un 25 por ciento las alícuotas para otros productos derivados de bovinos, porcinos, ovinos y aves de corral.
Por su parte, el Consejo Agroindustrial Argentino dijo que la reducción o eliminación de impuestos distorsivos es el camino correcto para que la producción y exportación de los productos del sector agroindustrial mejoren su competitividad. Y sostuvo que estimulará una mayor cantidad de bienes producidos, más empleo, agregado de valor y exportaciones, con mayor ingreso de divisas para toda la economía nacional.
Javier Milei adelantó temas impositivos en su visita a la UIA
La reciente visita de Milei a la UIA para encabezar la celebración del Día de la Industria, los empresarios le plantearon a Milei la importancia de bajar retenciones a las exportaciones industriales. Consideraron que así se podría reducir el gran costo argentino. Milei les dio la razón y calificó a la presión impositiva como un «monstruo mitológico de muchas cabezas».
Ante los industriales, Milei ratificó la eliminación del Impuesto PAIS desde el 2025. Pero el cónclave dejó más tela para cortar. Según estudios de la UIA, bajar impuestos al sector sería incluso más favorables que una devaluación, una mala palabra en el mundo de Milei en la actualidad.
La intención de la UIA es que haya una mayor reducción de retenciones y una disminución de los costos logísticos, en especial en los puertos y en la Hidrovía.
La central fabril conversa con el gobierno medidas impositivas para ser más competitivos, sin que haya un salto cambiario. Uno de los objetivos sería también reforzar los reintegros a la importación. A su vez, preocupan a los industriales los saldos a favor que tienen acumulados en la AFIP, que rondarían los $10.000 millones.
La cuestión también está vinculada con el proyecto de ley Pymes, que viene siendo impulsado por todo el arco industrial, y al que se ha sumado el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, quien pretende construir un gran polo industrial en Rosario, sobre todo ahora que el crimen organizado parece estar más contenido.
Sería una herramienta clave que complementaria el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), y que también es de interés para grandes compañías como Techint y Arcor, que tienen una cadena de valor pyme muy desarrollada.