Si bien la indumentaria y el calzado aumentaron por debajo de los niveles de la inflación general en los últimos meses, mucha ropa continúa estando cara en Argentina, tanto en la comparación con otros países como en relación con los salarios. En ese marco, desde el sector realizaron un informe en el que explicaron los factores que inciden en la conformación del precio de los distintos artículos.
También repasaron la evolución de los precios de este sector frente al IPC, como así también hicieron mención a la caída en el consumo y el impacto que puede sufrir el sector ante la apertura de importaciones impulsada por el Gobierno nacional.
De hecho, un informe de la Fundación ProTejer argumentó que el 75% del precio que abona el consumidor está vinculado a costos que «nada tienen que ver con la producción nacional«. Es decir que, por ejemplo, de cada $4 que vale una remera, $3 no están vinculados con la producción.
Por qué la ropa es tan cara en Argentina, según el informe de ProTejer
La Fundación Pro Tejer presentó un exhaustivo informe en el que no solo muestra cómo los precios del sector acumulan, hasta agosto, subas inferiores al resto de los sectores. Y detalló que eso no ocurrió producto de las mayores importaciones, sino de la fuerte caída del consumo.
«Muchos afirman que la apertura comercial explica la caída de precios. Se considera que durante el gobierno pasado (2020-2023) la ropa era cara y aumentaba su precio porque la economía estaba cerrada. Pero 2020-2023 fue récord de importaciones, a pesar de la restricción externa, superando la gestión de Macri de mayor apertura comercial relativa. Crecieron las importaciones y aumentaron los precios. Entre enero y agosto de 2024, cayeron las importaciones con caída de precios», explicó la entidad que dirige Luciano Galfione, en el mencionado informe.
Durante los primeros ocho meses del año, las importaciones de manufacturas textiles fueron de 116.237 toneladas, que representan una caída de 33% respecto de las 174.682 toneladas ingresadas en el mismo período acumulado del año pasado, según datos privados.
Según un informe de Fundar, aunque no toda la ropa es igual de cara, en la Argentina es un 35% más costosa al dólar oficial que en otros seis países de la región, una diferencia que se atenúa al considerar el tipo de cambio MEP. Al respecto, asegura que comparado a los Estados Unidos, la ropa es el rubro más caro de la economía argentina.
«El problema no es producir, sino comercializar. El punto no está en la eficiencia productiva, sino en lo que sucede puertas afuera de la fábrica. Por eso, se venden caras tanto las prendas nacionales como las importadas», señaló el informe de Pro Tejer presentado este martes, en el que admitieron que «no son los culpables» y que la indumentaria que se importa hoy resulta más barata para el consumidor.
Al referirse a los precios de la indumentaria, ProTejer argumentó que el 75% del precio que abona el consumidor está vinculado a costos que «nada tienen que ver con la producción nacional, el diseño ni la rentabilidad», lo que se acentúa, para la entidad, en superficies como shoppings por los mayores costos de operación. Remarcó que apenas un 8,5% son gastos de la industria, con una rentabilidad del 4,8% para los fabricantes.
En ese sentido, apuntó al Estado como el mayor responsable con los impuestos nacionales, provinciales y municipales, que corresponden al 50,3% del precio de una prenda, con casos de doble tributación como Ingresos Brutos, que se paga en la provincia de origen y de destino. «De $ 100.000 que, por ejemplo, sale una remera, $ 50.300 se lo lleva el Estado en recaudación», graficó.
A su vez, describió que un 12,7% se va en alquileres, un 12,2% en comisiones de servicios de bancos y fintech por la oferta de cuotas y promociones, un 9% en logística y comercialización, y un 2,5% en publicidad y diseño.
El peso de los impuestos en el costo de la indumentaria
En tanto, desde ProTejer sostuvieron que los precios vienen creciendo por debajo de la inflación en los últimos meses debido a una fuerte retracción en el consumo. Y que eso, también, puede generar suba en los precios. «La caída de las ventas redunda en un aumento del costo unitario, ya que los costos fijos deben prorratearse en menos unidades. Dificultad para sostener empresas en el mediano plazo», señaló la Fundación en el informe.
El precio de la ropa aumentó por debajo de la inflación
En cuanto a la evolución de los precios, el informe detalla que mientras que el rubro «prendas de vestir y calzado» acumulaba, a agosto, un alza de 61% respecto de los precios de diciembre, el promedio del IPC trepó 95% en ese mismo período. En línea con estos datos, y en vistas a la próxima publicación del INDEC, desde Pro Tejer explicaron que si el IPC de septiembre diera 4%, «la ropa debería aumentar más de 20% para alcanzar los aumentos del año del nivel general». Pero, aclararon, la ropa no mostrará ese incremento respecto de agosto.
Si se mide la variación de la serie histórica, se observa cómo el rubro prendas de vestir y calzado también se ubicó por debajo del promedio general. La suba acumulada entre diciembre de 2016 y agosto de este año da 5850% de incremento para el sector y 6.783% para el IPC general. Al considerar solo la gestión de Mauricio Macri, los aumentos fueron de 136% y 183%, respectivamente; mientras que en la de Alberto Fernández, de 1.467% y 1.147%, respectivamente.
Desde el sector destacan que durante la pospandemia los precios de la ropa y el calzado se dispararon mucho más allá que el promedio general, en un contexto de gran escasez de oferta y alta demanda.
Además, el informe destaca que «la ropa es uno de los sectores con mayor amplitud de precios y esto se explica por su comercialización». «El 75% del precio que abona el consumidor final por una remera marca Premium en un shopping está vinculado a costos que no tienen que ver con la producción nacional, la rentabilidad de la industria y marca».
En tanto, hizo mención a la preocupación que hay en la industria textil debido a la apertura de importaciones que impulsa el Gobierno. Es que, según señalan, si bien por ahora las compras en el exterior están contenidas, los productores nacionales temen que lo importado comience a reemplazar a lo producido localmente.