La muerte de Juanita Milagros Sirimarco Díaz conmociona a Posadas y a toda la provincia de Misiones. La joven falleció el viernes luego de permanecer en terapia intensiva durante cuatro días, tras regresar de su viaje de egresados en Villa Carlos Paz, Córdoba, donde habría contraído Influenza B. Sin embargo, en diálogo con LA NACION, Claudia Díaz, la madre de la abanderada que soñaba con llegar a ser presidenta, denunció negligencia por parte del colegio y la empresa que organizó el viaje, y sostuvo que su muerte pudo haberse evitado “si hubieran actuado a tiempo”.
El 2 de octubre, a primera hora, Juanita partió junto a sus compañeros de curso y dos maestras rumbo a Córdoba, en un micro contratado por la empresa Viaturex, cuya sede está en la calle Belgrano 1688 de Posadas. Esta agencia de turismo fue la encargada de organizar cada detalle del viaje, desde el alojamiento hasta las excursiones. El plan era disfrutar de cinco días de aventura, con regreso programado para el martes 8 de octubre.
“Todo salió mal en ese viaje”, confesó su madre, de 53 años, visiblemente afectada. Claudia Díaz explicó que el colegio de Juanita, el Instituto Cristiano República Argentina (ICRA), no permitió que ningún padre acompañara a los estudiantes, dado que era “un viaje estrictamente escolar”. Según ella, esta decisión le otorgaba aún más responsabilidad tanto a las maestras que los acompañaron como a la institución educativa.
Los primeros dos días transcurrieron sin inconvenientes. Sin embargo, “al tercer día, se tiró de un tobogán gigante y, al caer en el agua, se le salió la rodilla de lugar”, relató Claudia. “Alguien se la recolocó y la llevaron al hospital. Le colocaron una férula, le hicieron una radiografía y le recetaron diclofenac y paracetamol. Ella nunca tomaba medicamentos. Me envió fotos de todo.” Posteriormente, en una conversación, Juanita le contó que algunos de sus compañeros estaban medicados y otros parecían haber contraído alguna enfermedad. “Me dijo que le dolía la garganta, pero que ya la había revisado un médico”, recordó su madre con angustia.
Tal como precisó Claudia, al menos ocho chicos resultaron con diferentes síntomas a lo largo de los cinco días. “Dolor de panza, garganta o insolación”, detalló, y opinó: “Ese viaje fue un horror, los levantaban a las 7 y los acostaban a las 00. No estaban acostumbrados a ese ritmo”.
“El lunes 7 mi hija cumplió 13 años y lo festejaron. No le molestaba la rodilla, sino la garganta, pero esa misma noche ya salían para Posadas. Comió una milanesa medio aceitosa, hablamos por teléfono y me dijo: ‘Chau mamá, te amo’”, contó. Después de la cena, emprendieron el viaje de regreso, de casi 14 horas. Fue allí donde los síntomas de Juanita empezaron a manifestarse con gravedad.
“A las 2 de la mañana empezó con vómito y diarrea, y tenía 39 de fiebre. En lugar de detenerse, hablaron con el médico por teléfono y le dieron Dipirona (un fármaco analgésico, antipirético y espasmolítico). No se la pusieron por vena porque se movía mucho el colectivo, así que se la inyectaron en la cola. La fiebre empezó a bajar hasta 38, pero seguía vomitando”, relató su madre.
Claudia aseguró que en ese momento fue informada de la situación por las maestras, con quienes chateaba por WhatsApp. Sin embargo, hubo un tramo de seis horas donde no tuvo información. “Desde las 2 hasta que me mandó un mensaje a las 8.15 de la mañana, yo le decía a Alejandra -una de las maestras- que debían llevarla a un hospital. Estaban en Corrientes, pero me contestaban que no podían parar porque eran “malos” los hospitales”, narró.
En Corrientes se detuvieron a desayunar, pero Juanita no pudo levantarse de su asiento. “¿Cómo, al ver a una criatura con síntomas raros, no vas a parar para llevarla a un hospital?”, reclamó Claudia, y contó: “Se fueron a desayunar, ella empeoró, y siguieron el camino. Yo estaba desesperada”.
Ya cerca de Posadas, la situación empeoró. Claudia pidió que una ambulancia estuviera en la terminal de micro para llevarla directo al hospital, pero el reclamo no fue atendido y tuvo que acercarse hasta la empresa de turismo para reclamar. El micro llegó a las 12 del mediodía del martes 8 de octubre.
“Tenía los ojos rojos, llenos de sangre, y la boca negra. Algo estaba muy mal. Ni siquiera se rió cuando me vió”, recordó Claudia. Enseguida fue trasladada al hospital pediátrico Fernando Barreyro donde llegó en shock. “La llevaron a la guardia de emergencias. Le pusieron litros de suero para que reaccionara, pero tenía la presión bajísima, en 2.9″. “Luego pasó a terapia, y la perdí. Nunca más pudo levantar la presión”, lamentó Claudia, que casualmente trabaja en un hospital materno neonatal.
Fueron cuatro días de agonía en terapia intensiva hasta que falleció el viernes. “Murió de la peor manera. Su piel se fue poniendo negra desde la punta de las piernas hasta las manos. La trataron con todos los antibióticos, recibió la mejor atención en el hospital, pero su cuerpo no podía reaccionar. Iban a amputarle las piernas y las manos. Sus riñones dejaron de funcionar, le iban a hacer una transfusión, pero tuvo muerte cerebral, y luego fallaron sus órganos. Rezábamos por un milagro, pero no sucedió”.
Claudia y su expareja, el papá de Juanita, Claudio Sirimarco, reclaman que “todo fue por negligencia”. “Si hubieran parado un momento y le hubieran dado lo que necesitaba, tomado la presión y dejado en algún hospital, las cosas habrían sido diferentes”, enfatizó Claudia. “¿Por qué no paraste? ¿Por qué no me contaste lo que estaba pasando?”, le preguntó a la maestra. “No me di cuenta”, le contestó.
El sábado Juanita fue cremada y más tarde se realizó una despedida en un espacio público en el centro de Posadas donde padres y vecinos se sumaron a reclamar por justicia. “La escuela no quiere hacerse cargo. La empresa ni siquiera nos llamó para darnos el pésame. Vamos a tomar acción con todo lo que podamos. Mi hija era maravillosa. ¿Cómo la van a traer así? La escuela ni siquiera declaró duelo. Ni un día de duelo en su homenaje. Vamos a empezar una petición por una ley, porque no puede ser que lleven a los chicos así. ¿Qué hubiera pasado si tenía un infarto? Las empresas solo quieren lucrar. Les hacen hacer mil cosas, algunos resisten y otros no.
“Con profundo dolor y tristeza, nos dirigimos a toda la comunidad educativa para comunicar la partida de nuestra querida estudiante Juanita Milagros Sirimarco Díaz. Como abanderada del nivel primario representaba todos los valores que su amado colegio, ICRA Posadas, promueve. Su dedicación, su pasión por el arte y su espíritu generoso la hacían destacar no solo como estudiante, sino como una persona excepcional que siempre iluminaba el ambiente a su alrededor”, posteó el ICRA en sus redes sociales tras conocerse el fallecimiento de Juanita.
“Aún sin comprender los porqués, creemos que Dios la quiso a su lado. Nos dejó mucho, con tan solo 13 años ha sido un ejemplo y una bendición para quienes la tuvimos cerca. Los acompañamos en su dolor. Siempre la llevaremos en nuestros corazones, inspirándonos en cada paso que demos”, expresó la escuela y extendió sus condolencias a su familia y hermanos, quienes también fueron alumnos del mismo lugar. Por último, invitó a “toda la comunidad ICRA a participar del acto de despedida a realizarse en La Cascada de la Avenida Costanera”, que se realizó este domingo por la mañana, con motivo de “honrar la vida de Juanita”. “Se invita a llevar globos azules o vestimenta del mismo color, su color favorito”, cerró la publicación.
En otro posteo, el instituto afirmó: “Ve con quien encontraste PAZ, AMOR y VERDAD, como lo expresaste en una de tus poesías, te amaremos siempre, nuestra pequeña artista, extrañaremos tus abrazos de los mediodías, y tu dulzura, tu cariño… no eras para este mundo, estas en el lugar al que perteneces, el cielo, con DIOS, a quien amabas. Te lloraremos siempre. El dolor es inmenso. Nos refugiaremos en todos los lindos recuerdos y las huellas que dejaste”. El texto hace referencia a un poema que la niña escribió, bajo el título “Las escaleras de mi escuela”. “Bajando las escaleras recordé que en algún momento me iré. El momento llegará y sé que me dolerá pero tengo que entender que en ese momento sentiré lo que siempre busqué. Busqué la paz, la encontré. Busqué el amor, lo encontré. busqué la verdad, la encontré. En un solo ser que fue él, Dios”.
“La sonrisa de un niño que es feliz en la escuela no tiene precio. La sonrisa tendría que ser considerada un elemento típicamente escolar, como son los libros, los cuadernos, los lápices o las pizarras, y en eso todos los actores estamos trabajando. Juanita era tan feliz en su escuela”, completó el posteo del colegio, junto con una imagen de Juanita cuando era pequeña.
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