Tras la inflación de septiembre de 3,5%, el índice de Precios al Consumidor (IPC) en octubre será similar a la del mes pasado o desaceleraría levemente. El costo de vida se ubicará en un rango de entre 3% y 3,4%, según las estimaciones preliminares de la mayoría consultoras privadas. No obstante, el Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres no desecha la posibilidad de que este mes la inflación pueda ser inferior al 3%.
Luego de haber perforado en septiembre, por primera vez en el año, la barrera de 4%, los economistas prevén que el proceso de desinflación hacia adelante será a un ritmo más lento del que se evidenció hasta el momento. Y lejos aún de la pretensión del Gobierno de que converja al 2,5% que días atrás mencionó el presidente Javier Milei como una de las condiciones para poder levantar el cepo.
Hasta ahora, el Gobierno priorizó la lucha contra la inflación por encima de la recuperación económica. Pero algunos expertos advierten que en el corto plazo se enfrentará a la encrucijada entre continuar impulsando el proceso de desinflación y la reactivación de la economía, y creen que podría dar primacía a la recupereción. Para otros, el seguirá dando prioridad a la baja inflacionaria.
¿Qué inflación espera el mercado para octubre?
En base a la evolución de los precios en la primera quincena de octubre, las estimaciones preliminares para este mes muestran que el índice de Precios al Consumidor seguirá desacelerando. Incluso, una consultora prevé que podría perforar el 3%.
El sondeo de Equilibra arrojó que la inflación en la segunda semana de octubre fue de 0,4%, y el promedio en cuatro semanas alcanzó a 3%, con lo cual estimó que el costo de vida este mes se ubicará en torno a 3,3%. La consultora sostuvo que «la inflación se desaceleró producto de la estabilidad de los alimentos, la calma de los dólares y la falta de suba en precios regulados».
En sintonía, Federico Kisza, economista de Analytica, dijo que «proyectamos que la inflación continuará desacelerándose en los próximos meses, aunque a un ritmo menor que en septiembre», e indicó que «para octubre estimamos un incremento del 3,3% en el índice de precios».
Rocío Bisang, analista de Eco Go, comentó que «por ahora, para octubre estamos proyectando una inflación del 3%», y atribuyó la desaceleración a «factores de peso como combustibles y tarifas de gas que contribuyen en este sentido».
El relevamiento de la consultora arrojó que «en la segunda semana del mes los alimentos registraron un incremento del 0,9% marcando una aceleración respecto a la semana previa (0,6%)», y agregó: «Con este dato y considerando un aumento proyectado para las próximas semanas del 0,8%, la inflación en alimentos ascendería a 3,4% en octubre».
A su vez, Christian Naud, analista de ACM, indicó que «tras el dato de septiembre que rompió el umbral del 3,5%, para octubre, basándonos en los indicadores de alta frecuencia, esperamos que el IPC se sitúe entre 3,1% y 3,5%».
La consultora FMyA señaló que «para octubre estimamos que la inflación desacelere levemente al 3,1%, con core (inflación núcleo) estable por baja de regulados que ya están más normalizados, donde sólo subiría 2,7%, con nafta cayendo 1%, sin aumento de colectivos en AMBA, luz y gas muy poco, y sólo prepagas y telefonías que todavía siguen con incrementos arriba del 5%».
Eugenio Marí, economista jefe en la Fundación Libertad y Progreso, sostuvo que «hacia adelante, los datos para la primera semana de octubre nos marcan una dinámica de precios incluso más lenta que septiembre, con lo que el IPC se podría acercar más al 3%».
En C&T señalaron que «los datos del relevamiento de precios para el GBA en lo que va de octubre muestran una moderación, ayudada por menores ajustes en servicios públicos y las bajas de algunos alimentos (verduras) y bebidas (alcohólicas). De esta forma, calcularon que «la inflación promedio de cuatro semanas se acercó al 3%».
Por su parte, Camila Antequera, analista de la consultora Ferreres, destacó que la información de las primeras semanas de octubre ha sido muy positiva, «marcando indicios de una nueva desaceleración».
«Con datos de las dos primeras semanas del mes, la inflación mensual fue del 1,8% (comparando las dos primeras semanas del mes vs. el promedio del mes anterior), lo cual representa el mejor desempeño inflacionario de las primeras dos semanas de un mes en poco más de 4 años«, remarcó.
La analista precisó que «este resultado se explicó por el menor incremento de los regulados (incluso las tarifas de gas bajaron por ejemplo) pero también por una desaceleración de la inflación núcleo». Y sostuvo que el rubro «alimentos también viene mostrando un desempeño muy positivo y podría concluir el mes con una suba cercana al 2%».
«De esta manera, estimamos que la inflación perforaría el 3% en octubre. Aún faltan tres semanas pero muy anticipadamente esperamos que la inflación se ubique entre el 2,5% y el 3%», vaticinó.
¿Qué factores pueden frenar o ser un riesgo para el proceso de desinflación del Gobierno?
Un análisis de GMA Capital sostuvo que la reducción en 0,5 puntos porcentuales en la inflación de septiembre respecto a agosto «obedece principalmente a un factor coyuntural: la reducción del Impuesto PAIS en 10 puntos». Pero afirmó que «existen razones para creer que dicha baja de la inflación no será replicable en los próximos meses, o por lo menos no de la misma magnitud, y es que el hecho de que aún no hayamos convergido al crawling-peg se debe, en parte, a la expansión monetaria que prevalece desde hace unos meses».
«La base monetaria se expandió casi un 50% en términos reales desde abril. Esto responde a que, a pesar de que el sector público cerró las ‘canillas de emisión’, los bancos comerciales comienzan a volcarse hacia la intermediación financiera, remonetizando la economía. Justamente, el desarme de posiciones en LeFi y la concesión de préstamos se encuentran detrás del incremento reciente«, alegó.
En ese sentido, el informe planteó que «esta expansión del crédito busca estimular la demanda agregada y la posibilidad de una recuperación temprana: sin embargo, parece ir en contra del objetivo de desinflación del Gobierno».
Por su parte, Bisang enfatizó que «las amenazas son las típicas: que la dinámica salarial se acelere, un aumento en la brecha, un cambio en las expectativas, aunque hoy en general el mercado está optimista en que eso no suceda».
Así, en Eco Go estiman que la inflación este año cerraría en 120,4%». La proyección anual es superior a la pauta inflacionaria de 104,5% contemplada para este año por el Gobierno en el proyecto de Presupuesto 2025.
«Para los próximos meses esperamos que la inflación siga desacelerando, aunque podamos ver algún leve repunte en noviembre o diciembre impulsado por la estacionalidad propia de esos meses del año», manifestó. No obstante, la analista recalcó que «creemos posible que este año veamos algún registro por debajo del 3%». Y acotó que «en principio tenemos proyectado que eso podría ser en diciembre».
Kisza auguró que «la recuperación de la actividad económica podría dificultar la continuación de este proceso, aunque sigue siendo muy heterogénea y los últimos datos muestran signos de desaceleración».
También remarcó que «el blanqueo ha traído calma a los mercados, lo que ha contribuido ha moderar las expectativas inflacionarias relacionadas con el tipo de cambio». Pero subrayó que «habrá que observar si esta tendencia se mantiene una vez finalizada la actual etapa del blanqueo, sumado a la presión que podría generar el turismo durante el verano».
A su vez, el economista Federico Glustein aseveró que «los riesgos son varios, más que nada si se abarata demasiado el dólar, puede haber migración hacia allí, y tensionar algunos bienes y servicios por demanda».
Naud consideró «poco probable que se pueda perforar el piso del 3% en lo que queda del 2024, principalmente por la dinámica actual de la actividad económica».
Además, advirtió: «Durante los primeros meses del Gobierno, el fuerte ajuste fiscal generó una caída considerable en el consumo y la inversión, que fueron cruciales para acelerar el proceso de desinflación. Sin embargo, en los últimos meses, hemos observado una cierta recuperación en los salarios reales y un aumento en los créditos al sector privado, lo que podría frenar el objetivo inflacionario del Gobierno».
Asimismo, la consultora LCG aseguró que la reducción de la inflación se sustentó en una «importante la estabilidad cambiaria, con el dólar oficial navegando al 2% mensual y la persistente baja de la brecha cambiaria». En ese sentido, argumentó que «transitamos una primavera financiera que no está del todo claro si será permanente; hay una carrera entre los dólares que podrá conseguir el gobierno mediante endeudamiento, y la dinámica futura de la balanza comercial de bienes y servicios bajo un creciente atraso cambiario». Y advirtió que «si esa carrera sale desfavorable, habrá impacto en brecha y en inflación».
Encrucijada de Luis Caputo: ¿continuar con la desinflación o reactivar la economía?
Los analistas concuerdan que otro factor que contribuyó a la desaceleración de la inflación fue la recesión económica pero advierten que hacia adelante, Luis Caputo podría enfrentar un dilema entre seguir impulsando una baja inflacionaria o alentar la reactivación de la economía.
LCG afirmó que «otra amenaza a este proceso de desinflación surgirá en caso de que se afiance la recuperación económica, al desaparecer la disciplina recesiva y pudiendo traccionar una puja distributiva más impetuosa».
En este contexto, un informe de Facimex Valores planteó que «la divergencia entre objetivos y resultados se da cuando cambian las demandas de una sociedad que empieza a priorizar actividad sobre inflación».
Al respecto, recalcó que las encuestas conocidas en septiembre mostraron cierto deterioro de los niveles de confianza en el Gobierno, aprobación e imagen presidencial, que vinculó en parte a ese cambio en las prioridades de la población.
Así, precisó que «la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública (ESPOP) de la UdeSA mostró que la inflación pasó de ser la principal preocupación de la población en noviembre, con el 59% de las menciones, a quedar sexta en septiembre, con el 27%. Y reflejan que la recuperación de la actividad económica hoy encabeza la lista de preocupaciones
«Hasta ahora, el gobierno priorizó bajar la inflación en el trade off contra la actividad, pero tal vez haya llegado el momento de cambiar. Si bien la estrategia fue indudablemente exitosa en los primeros meses de gestión, el cambio en las preferencias de la sociedad parece invitar a tener un enfoque más balanceado entre inflación y actividad», especularon en Facimex.
De igual diagnóstico, la consultora EconViews destacó que «hasta ahora, el gobierno ha priorizado la desinflación por encima de la recuperación económica, y parece medir el éxito de su gestión bajo estos términos».
«Sin embargo, las últimas encuestas reflejan un cambio en las preocupaciones de la gente: la inflación ha dejado de ser el problema principal, cediendo su lugar a la pobreza y los bajos salarios, que ahora se posicionan como las principales preocupaciones según la encuesta de la Universidad de San Andrés. El tren desinflacionario está perdiendo vapor en la opinión pública, y quizá sea un buen momento para priorizar el crecimiento», juzgaron.
En este contexto, Antequera aseveró que «hay un dilema a corto plazo entre inflación y actividad». Y acotó: «Por ahora vemos que el gobierno sigue priorizando el tema inflacionario. Incluso los menores ajustes tarifarios en octubre son una evidencia de que el gobierno sigue enfocado en la inflación, por lo que todavía no vemos señales de que eso esté cambiando y se le esté dando más prioridad a la reactivación económica».
Naud coincidió en que «hay un trade-off entre inflación y actividad, pero hasta el momento la recuperación económica no ha sido lo suficientemente sólida como para convertirse en un dilema inmediato».
«El gobierno ha seguido enfocándose en la desinflación, utilizando herramientas como la reducción del Impuesto PAIS y la baja de aranceles para productos importados que podrían impactar en el índice de precios. En nuestra opinión, el gobierno continuará priorizando la desinflación en el corto plazo. Dado que la recuperación aún no ha tomado suficiente impulso, creemos que faltan algunos meses para que este trade-off entre inflación y actividad pase a ser una preocupación central para el gobierno», argumentó.
Para Bisang,»si bien puede haber una tensión entre la recuperación de la actividad y la baja de la inflación, no veo probable que el gobierno busque activamente impulsar una reactivación, teniendo en cuenta los esfuerzos por mantener las cuentas fiscales ordenadas«.
«Hoy el dilema relevante está no tanto entre actividad e inflación sino más entre acumular reservas e inflación, en un contexto donde la intervención y el dólar blend contribuyen a mantener los tipos de cambio paralelos a raya, lo que mantiene en línea la inflación aunque a costa de acumular reservas», concluyó.