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Polémica por un acuerdo con China sobre sus pesqueros y el uso de puertos argentinos

Los movimientos de la flota china de pesca a distancia, de conocida naturaleza depredadora, siguen alentando las más intensas controversias. Conformada por más de 350 barcos, durante gran parte del año esta armada saquea mayormente las poblaciones de calamares junto a la milla 201 de la zona económica exclusiva de la Argentina. Los buques no se conforman con esa rapiña: abundan los casos de embarcaciones que cruzan ese límite para efectuar capturas ya en aguas nacionales sin importar las legislaciones vigentes e, incluso, la presencia de unidades de la Prefectura o la misma Armada. Pero ahora, China está a un paso de legalizar sus incursiones a partir de un acuerdo que, rubricado entre la provincia de Santa Cruz y la firma Hongdong Fisheries, habilitará a los buques asiáticos para que utilicen puertos y otras infraestructuras en ese territorio.

El vínculo en cuestión fue rubricado en el marco de una reciente visita de Claudio Vidal, actual gobernador de Santa Cruz, a distintas provincias de la potencia oriental.

Desde la Gobernación el titular de la cartera de Producción, Gustavo Martínez, sostuvo que lo acordado con Hongdong Fisheries «significa tecnología, significa gente que conoce del mercado, que forma parte de la regla del juego del mercado mundial, que puede sacar de un producto muchos productos, y esto se hace con tecnología, conociendo el mercado, sabiendo en dónde».

Los chinos utilizarán puertos argentinos para su flota pesquera

Según informó de forma oficial la gestión que encabeza Vidal, los chinos instalarán una planta industrial pesquera en Santa Cruz «con la finalidad de agregar valor a los recursos marítimos de la provincia».

«Enmarcado dentro de una estrategia de modernización de la infraestructura portuaria, esta alianza incluye mejoras en los cinco puertos provinciales, la construcción de astilleros y el desarrollo de nuevas plantas pesqueras«, añadió la gobernación.

Lo acordado abrirá a los barcos chinos la posibilidad de realizar el reabastecimiento y la descarga de las capturas en territorio argentino en lugar de, como ocurre ahora, realizar los traslados hasta el puerto de Montevideo, en Uruguay.

En concreto, se promoverá logística para comodidad operativa de la controvertida flota que opera a partir de la milla 201. Si bien Hongdong inició tratativas para disponer de instalaciones en Santa Cruz durante la gestión de Alicia Kirchner, lo cierto es que las críticas a la apertura de puertos para el arribo de buques largamente denunciados por la depredación que generan terminó enfriando cualquier negociación.

En 2021, la misma compañía intentó quedarse con la licitación para el desarrollo de un astillero en Comodoro Rivadavia, Chubut, pero los cuestionamientos a su desempeño pesquero terminaron frenando esa incursión.

Ahora, con Vidal en el poder, los capitales asiáticos entienden que existen condiciones para reactivar la estrategia de despliegue en la Patagonia. En torno a la Gobernación santacruceña no faltan las voces que reconocen que el acuerdo pesquero es una «carta de intercambio» en la negociación que esa provincia y las autoridades chinas mantienen en la actualidad para retomar la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz.

La actividad pesquera ilegal china se disparó en el Atlántico Sur

En cuanto a las características de la «armada» asiática, el tamaño de la flota creció al menos un 800 por ciento en la última década y todo indica que la potencia asiática incentivará aún más el arribo de sus embarcaciones al Atlántico Sur. Se estima en al menos 350 el número de barcos chinos que cada año pescan en ese apartado de la Patagonia.

A estos números hay que añadirles una flota que, integrada por embarcaciones de la misma Argentina y mediante asociaciones, arriendos, y hasta la entrega de licencias de pesca, operan al servicio de la voracidad pesquera asiática.

Aunque su foco está puesto en la captura intensiva del calamar, lo cierto es que las unidades capturan todo tipo de especies protegidas y no respetan ningún tipo de temporada de reproducción o veto. El negocio de depredación que llevan a cabo los barcos asiáticos mueve más de 700 millones de dólares al año.

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