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Presentaron un autotest en la web que sirve para detectar rápidamente si una persona tuvo un ACV

Cada año unos 120 mil argentinos sufren un ataque cerebrovascular (ACV), una repentina patología neurológica grave, que requiere –para superarla– atención médica inmediata y especializada.

Lo llamativo es que, pese a ser una situación relativamente común, la mayoría de las personas no sabe reconocer qué está ocurriendo y, mucho menos, cómo reaccionar ante esta urgencia. Para ayudar a paliar este desconocimiento, un grupo de médicos especializados lanzó esta semana, en el Día de la Concientización del ACV, una novedosa página web que ofrece un test online rápido, sencillo y gratuito. Completarlo, junto a un familiar o cuidador, permite determinar si una persona sufrió un ACV. De ser así, la página sugiere modos y opciones concretas para buscar asistencia médica inmediata. 

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Esa ayuda es la única intervención que permite contener la pérdida de neuronas para facilitar la posterior rehabilitación del paciente que sufrió el ataque. La velocidad para iniciar el tratamiento es básica: “El ACV es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad a nivel mundial. Y en Argentina, cada año tenemos unos 120 mil ACV”, le dijo a PERFIL el neurocirujano Pedro Lylyk. Y agregó: “De esa cifra –que en los últimos años viene aumentando–, un tercio se recupera; otro tanto fallece. Y unas 40 mil personas quedan con discapacidades que pueden ser importantes”.

Justamente, si un médico especializado interviene durante las primeras 3 o 4 horas tras el ACV, las posibilidades de recuperación de este paciente aumentan mucho.

¿Por qué lanzaron la página con el test?

Una de las razones es una encuesta realizada hace pocas semanas que mostró el alto grado de desconocimiento sobre el tema. Realizada por la consultora Voices, a pedido de un laboratorio, consultaron a más de 800 personas de 16 a 65 años en varias ciudades del país. Y encontraron que siete de cada diez argentinos dijeron no saber qué hacer frente a un ACV.

Luego les preguntaron si sabrían cómo proceder si alguien a su alrededor estuviese sufriendo un ACV. El 32% indicó tener conocimiento sobre cómo actuar, pero el 39% confirmó no saber qué hacer frente a este evento y un 29% indicó no estar seguro.

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Llamativamente, el relevamiento, que financió el laboratorio Boehringer Ingelheim, mostró que el ACV no es una circunstancia lejana a los habitantes de Argentina: el 64% dijo que, aunque no padeció un episodio, sí conoce a alguien cercano que lo tuvo.

“Los resultados de la encuesta coinciden con lo que vemos habitualmente en nuestra práctica clínica. La gente no sabe cómo reaccionar”, comentó Pablo Ioli, vicepresidente de la Sociedad Neurológica Argentina. Y agregó: “A veces los pacientes prefieren esperar a que se les pasen los síntomas y la realidad indica todo lo contrario: cuanto antes se llegue a un centro hospitalario preparado para abordar el ACV, mayores son las posibilidades de que el cuadro se trate en forma exitosa. O sea, evitar que deje secuelas o minimizar las consecuencias”. 

El consenso médico actual indica que, tras un ACV, las cuatro horas posteriores al comienzo de los síntomas son cruciales para poder intervenir con mejores probabilidades. Incluso algunos estudios dan indicios de que es posible minimizar ciertos daños si se trata en las primeras 24 horas. Pero la regla de oro es, según el consenso: “Cuanto menos minutos pasen entre el ataque y la intervención especializada, mejor recuperación tendrá el paciente”.

“Lo primero que hay que hacer si se sospecha de un ACV es buscar ayuda médica. No hay que tener miedo a nombrar la sospecha a quien atiende el teléfono, sobre todo si hay cualquier signo que sugiera un ACV”, alertó José Stringa, profesional del Departamento de Medicina del Hospital de Clínicas. Y reafirmó: “Lo ideal es que, una vez que el paciente con sospecha de ACV entra a una guardia, en los primeros 60 minutos ya haya sido correctamente evaluado, tenga una tomografía o resonancia y se defina si recibe un tratamiento especializado para el ACV”.

Estos casos serán cada vez más frecuentes. La estadística de nuevos ataques cerebrales viene subiendo con el paso del tiempo y también se ven más casos en personas más jóvenes”, reafirmó Lylyk. Según este experto, el incremento acompaña al aumento en factores de riesgo clásicos que experimentan las personas que viven en Argentina.

“Se eleva junto a la mayor obesidad, más casos de diabetes e hipertensión, mayor sedentarismo y alto consumo de alcohol entre los jóvenes”, explicó el experto.

Por eso y para poder disminuir las cifras de esta epidemia, tal como han logrado hacerlo otros países, los médicos indican los caminos de los hábitos saludables: “Llevar una vida sana, activa, lejos del sedentarismo, una dieta saludable, con alto peso de fruta y verdura. Controlar la presencia de hipertensión y –si la hay– medicarla en forma efectiva y continua son pasos concretos para alejarse de sufrir un ataque cerebral”.

Cómo saberlo en tres minutos

En la nueva página https://www.acv.com.ar/ se propone un cuestionario simple y gratuito que puede completar cualquier persona. Se deben contestar cinco preguntas cognitivas, de destreza, coordinación y habla. El resultado del test determina el probable estado de situación del paciente y propone cómo actuar en ese mismo momento, mostrando teléfonos específicos para pedir ayuda. También ofrece videos cortos y claros que le explican al lego cómo identificar con seguridad cada posible síntoma asociado a un ACV.

Ante estas situaciones, los expertos recomiendan actuar R.A.P.I.D.O. Esto no es apenas un adjetivo, sino también un acrónimo indicador. Siguiendo esta sigla, se logra recordar un rápido chequeo de síntomas que indican cómo actuar y qué decirles a los servicios de emergencia: R: rostro caído; A: alteración en el equilibrio; P: pérdida de fuerza en brazo o pierna; I: impedimento visual repentino; D: dificultad para hablar. Si aparecen estos parámetros, entonces, O: obtener asistencia médica inmediata.

Rehabilitación de un ACV ¿Cuáles son las claves para recuperarse de la principal causa de discapacidad?

Por Dr. Prof. Lisandro E. Olmos (*)

El ACV es la 3° causa de muerte en el mundo detrás de la enfermedad cardiovascular y el cáncer. Sin embargo, la mayoría de los pacientes sobrevive al accidente cerebrovascular, lo que hace que este trastorno sea la principal causa de discapacidad.

La recuperación después del accidente cerebrovascular generalmente es incompleta.

La rehabilitación se ha basado típicamente en el entrenamiento de los pacientes en estrategias compensatorias y no en la recuperación de la función afectada, pero este concepto está cambiando en el mundo. El mayor conocimiento científico, los avances en la atención inicial y la rehabilitación de los pacientes han llevado a nuevos enfoques y a una promesa renovada de mejores resultados.

Los 3 factores claves para rehabilitar

* La intensidad del tratamiento durante la fase crítica de mayor recuperación de los pacientes: los primeros 6 a 9 meses, la rehabilitación basada en promover movimientos que luego se apliquen en la vida cotidiana,

* El tratamiento personalizado y multidisciplinario; es decir, todas las especialidades están presentes durante el programa de tratamiento (rehabilitación motora, cognitiva y del lenguaje).

* La tecnología aplicada a promover una mayor intensidad de tratamiento que el recurso humano solo no puede brindar.

 

Imágenes para rehabilitar mejor

Las técnicas no invasivas para estudiar la función cerebral, incluida la resonancia magnética funcional, la tomografía por emisión de positrones, la estimulación magnética transcraneal (EMT), la electroencefalografía y la magnetoencefalografía, identificaron algunos de los mecanismos de recuperación del cerebro post ACV, lo que resultó en la formulación de nuevos enfoques para la rehabilitación motora.

Estas técnicas permitieron comprender un enfoque emergente para reducir el grado de discapacidad después del accidente cerebrovascular, centrado en la capacidad del cerebro de reparación y reorganización, un mecanismo denominado: plasticidad.

La rehabilitación basada en actividades que tengan como objetivo recuperar una función como volver a caminar, utilizar el brazo y la mano en tareas de complejidad creciente, estimular nuestras capacidades cognitivas y del lenguaje, inducen plasticidad fisiológica y morfológica después del ACV.

El entrenamiento específico en actividades realistas, de aplicación práctica, como las que utilizamos a diario en el mundo real, son claves para la recuperación.

Hoy, equipamientos tecnológicos de última generación permiten ejecutar estos tratamientos, pero son muy pocos los centros que cuentan con esta tecnología.

La tecnología junto a un equipo experimentado de profesionales sumado a la intensidad y el tratamiento personalizado son los elementos clave para el éxito del tratamiento. No poder brindar estos elementos es realizar una intervención incompleta y del pasado.

(*) Director de Postgrado de Rehabilitación Neurológica de la Fundación Barceló.

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