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Alberto Fernández de Rosa: La administración cultural me apasiona

“Yo no soy una figura, soy un buen actor de reparto”, afirma Alberto “Paco” Fernández de Rosa. A juzgar por su extensa carrera artística de casi setenta años de trayectoria conserva la humildad que siempre lo caracterizó. Acaba de cumplir ocho décadas de vida y es uno de los intérpretes más entrañables del espectáculo nacional. Hizo teatro, televisión, cine y fue, además, funcionario de cultura en diversas ocasiones. Algunos lo recuerdan como el hijo menor del emblemático ciclo televisivo “La familia Falcón”. Otros por ser miembro de “Mesa de noticias”, la ficción diaria que revolucionó la tevé de los ochenta. Los más jóvenes lo tienen presente como Saverio, el simpático chef español de “Chiquititas”, o el compinche tío Teo de la exitosa “Grande Pa”, un programa liderado por Arturo Puig que alcanzaba 60 puntos de rating. Está tan activo como siempre y se entrega a la entrevista para repasar su frondoso itinerario de vida. Actualmente integra el elenco de la obra teatral “Mamá”, encabezado por Betiana Blum, en el Multiteatro Comafi.

Noticias: Comenzó a actuar muy chico.

Alberto Fernández de Rosa: Empecé a los 11 con el infantil “El gigante glotón”, en el teatro Astral. Luego vino la televisión donde debuté en “Todo el año es Navidad”, junto al actor Raúl Rossi. Era un programa que escribía mi tío Horacio S. Meyrialle y a él le pedí insistentemente que me dejara hacer una escena. Lo hice y me dijo: “Me parece que esto no es para vos” (ríe).

Noticias: Ha cambiado mucho la televisión desde aquella época.

Fernández de Rosa: ¡Muchísimo! Todo era en vivo y en un mismo estudio estaban los locutores para hacer los avisos. Recuerdo a Nelly Prince y a (Guillermo) “el negro” Brizuela Méndez leyendo las publicidades. Después de eso vino “Consuelo, no tiene consuelo”, también escrito por mi tío, en el que hacía del hijo de la actriz Elina Colomer. Ella era una viuda muy bonita con montones de candidatos y yo veía y me comunicaba con el fantasma de mi padre con quien complotaba para ahuyentarlos. Fue algo muy gracioso y creo que es la idea con la que años más tarde se hizo la película “Ghost”. 

Noticias: Más tarde vino el éxito con “La familia Falcón”

Fernández de Rosa: Sí, ya en Canal 13, en el ’63 con tecnología un poquito mejorada. Al principio existía el videofilm que es un invento argentino y luego apareció el video tape. Si te equivocabas en un diálogo había que volver a hacer todo de aviso a aviso porque había que esperar que la imagen se estabilizara.

Noticias: ¿Todo era más artesanal?

Fernández de Rosa: Fijate que sí. Antes ver televisión era un hecho gregario, se juntaba toda la familia para hacerlo. Hoy hay una culturalización impiadosa que tiende a separar, cada vez es más individualista, más materialista. En la mesa familiar prácticamente no hay diálogo, están todos con el telefonito. Hoy la tele la podés ver en una computadora. En plataformas uno ve, para, come y vuelve a retomar el capítulo o lo sigue al otro día.

Noticias: Después vino “Orquesta de señoritas”.

Fernández de Rosa: Eso fue extraordinario. Estábamos haciéndola en un momento donde en el país todo era un gran despelote con mucha violencia a mediados de los setenta (1974). El actor Zelmar Gueñol y yo estábamos en la lista de prohibidos y había que irse. Para los demás compañeros también era muy feo el clima que se vivía. Justo un empresario vino a vernos, compró el espectáculo y nos llevó a España, por eso tuve un exilio con trabajo. Aunque en realidad los exiliados eran compañeros, amigos, colegas que tenían que irse porque era la vida o la muerte. Nosotros nos fuimos con trabajo, así que no se puede llamar exilio exactamente.

Noticias: ¿Por qué lo prohibieron?

Fernández de Rosa: Nunca lo supe con certeza. Siempre fui peronista y era militante de mi gremio. Participaba en muchas manifestaciones de tipo popular que eran por las defensas de nuestros derechos. Lo atribuyo a eso. Eran épocas horrorosas.

Noticias: ¿Cuándo regresó?

Fernández de Rosa: Un poco antes del ‘83. Con Cristina Banegas tuve una hija llamada Valentina que murió (se emociona). Bueno (retoma) Valentina estaba acá y fue para las vacaciones a pasar el verano en España. Pero no la podía tener todo el tiempo y yo me quería volver y pedí que me reemplacen. Al volver seguía prohibido y no logré trabajar como actor así que me puse a vender libros, cacerolas, de todo para sobrevivir. Finalmente volvió la compañía al país y pudimos trabajar, no en todo el territorio de la Nación, pero mientras no trabajáramos en teatros oficiales, no pasaba nada. Hicimos giras y el éxito brutal duró más de siete años. 

Noticias: ¿Cómo se sobrelleva el dolor?

Fernández de Rosa: Transito y acepto este duelo en el que no sé por cuánto tiempo estaré. Ella se despidió de nosotros, de sus hermanos (Guadalupe y Francisco, hijos de su segundo matrimonio con la actriz Marta López Pardo), de su madre y de sus hijos Martín y Sofía, y de su marido, que es un tipo extraordinario. Se despidió conteniéndonos a nosotros, créeme lo que te estoy diciendo. Fuimos entrando de a uno y ella nos hablaba muy bajito. Me dijo: “Papá, me hubiera gustado vivir un poco más, pero estoy satisfecha, no tengo deudas ni nadie tiene deudas conmigo. Me voy en libertad y feliz. Todo lo que quise hacer lo hice y viví una vida feliz, así que quédate tranquilo que me voy bien” (se emociona). Fue como un gran abrazo con el que ella nos contuvo a todos nosotros.

Noticias: ¿Qué recuerda de su trabajo junto a Romina Yan en “Chiquititas”?

Fernández de Rosa: (Piensa) Romina era una auténtica profesional. Estábamos haciendo “Chiquititas” en el teatro, ella bailaba como los dioses y cuando yo salía del camarín para mis escenas la veía siempre en el pasillo ensayando la coreografía. Ya la tenía, pero igual ensayaba para no olvidarse nada. Siempre venía y me decía: “Paquito, pasamos la letra”. Y tenía otra condición humana maravillosa con los chicos. Ellos no pueden trabajar ocho horas como los adultos y tenían una sala que les había hecho hacer Cris Morena, con un televisor, mesas y juegos. Un día paso, miro y estaba Romina haciendo los deberes con los chicos. Esa era Romina Yan, un ser humano extraordinario. 

Noticias: ¿Qué le dejó el personaje de Saverio, el chef español? 

Fernández de Rosa: ¡Muchas satisfacciones! Fue una especie de homenaje a mis abuelos asturianos y a toda esa gente que me transmitió conocimiento en el colegio San Agustín. Allí tuve maestros leoneses, andaluces, catalanes y gallegos.

Noticias: Además de director de casting en Telefé, fue director general del Centro Cultural San Martín, Secretario de Cultura de la Ciudad y director de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires. ¿Le gustó ser funcionario de cultura?

Fernández de Rosa: La administración cultural me apasiona. Lo que pasa es que todo lo que está cruzado por la política tiene un problema porque la cultura siempre es el último orejón del tarro. Ahí, aunque había comprensión, había ayuda, tenía que pelear contra molinos de viento. A pesar de eso, estar en el área cultural, me apasiona. 

Noticias: ¿Qué consejo o recomendación daría a los jóvenes que quieren dedicarse a la profesión de actor?

Fernández de Rosa: Que no piensen en la notoriedad sino en la satisfacción profunda que da transformar la realidad. De prestar el cuerpo para que sea otro. Hay gente que dice por ahí, muy ignorante, que el actor tiene que ser un gran mentiroso, tiene que saber mentir bien. Están totalmente equivocados. El actor es un tipo que busca la verdad desesperadamente y estudia su personaje para encontrar la verdad de la situación en la que está. Esas son todas las enseñanzas técnicas de Stanislavski y de grandes directores como (Augusto) Fernández, (Agustín) Alezzo o (Juan Carlos) Gené. Entonces yo les diría, prepárense más para buscar la verdad como expresión del arte que a fingir o a buscar laureles y plata.

Noticias: En “Mamá” se enamoran con Betiana Blum. ¿Qué piensa del amor en la tercera edad?

Fernández de Rosa: En realidad, el amor no tiene edad. Es un género de amor distinto porque uno ya conoce tanto de la vida que entonces sabe qué es lo que está buscando en el otro. Es mucho más difícil equivocarse. Cuando uno es grande, realmente ve lo que está en el otro y si lo elige es porque lo quiere. Si además lo ama, todo es perfecto.

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Alberto Fernández de Rosa. | Foto:Néstor Grassi.

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